En el número 49 de la Ronda del Pelirón hubo ayer muchas lágrimas de alegría. Alegría porque ayer la hermandad del Consuelo pudo ver cumplido su sueño de poder realizar estación de penitencia hasta la catedral desde su propia capilla en el barrio que los vio nacer a mediados de los años 80, cuando cada Viernes de Dolores sacaban en procesión a una hermosa dolorosa salida de la gubia de Pedro Ramírez Pazos.

Desde entonces, esos jóvenes, hoy convertidos en hombres y mujeres, han podido ver cumplidos muchos más sueños. Su erección como hermandad, su primera salida con nazarenos el Sábado de Pasión y posteriormente el Miércoles Santo, la culminación de la talla y el dorado del paso... Pero todavía les quedaba la espinita de no poder residir en su barrio, a pesar de que en Las Viñas los han tratado como en casa.

Así, cuando 'Mater Mea' sonaba a eso de las seis y cuarto con el paso saliendo de la capilla fueron muchas las caras de emoción, de satisfacción y de alegría las que se pudieron ver entre los vecinos.

La salida desde su propia capilla también ha servido para que el elegante cortejo de nazarenos se viera incrementado en número, ya que son también menos horas las que la hermandad pasa en la calle, algo que muchos tienen en cuenta a la hora de vestir la túnica.

Sin duda, los mejores momentos y los más íntimos son los que vivió la hermandad a su vuelta a casa por el barrio de San Pedro, donde fueron recibidos por los hermanos del Loreto, así como su llegada al Pelirón desde la avenida de la Paz: calles Jorge Bocuze, Batalla de Jimena Batalla de Torrelobatón, y, sobre todo, Batalla de Aína, un lugar especial ya que es ahí, en el número 35, donde se encuentra la llamada 'Casa de la Virgen', lugar desde donde la Señora del Consuelo salió por primera vez en procesión en 1987.

Ahora, el siguiente paso será darle un palio y poder sacar a la calle al Señor del Amparo. El sueño continúa.