Mañana sombría y lluviosa en lo meteorológico pero cargada de fervor en lo que a lo cofrade se refiere. Primer domingo de la Cuaresma más extraña que haya vivido las generaciones actuales. Pero no deshabitada, como la segunda parte de la pasada de 2020 donde nos invitaban a ‘quedarnos en casa’.

Dos funciones estaban en esas nuevas zonas cofrades de la ciudad. Muy extramuros. En la barriada del Polígono de San Benito esperaba la Madre de todos los vecinos del barrio. Salud y Esperanza. Así lo pedía su hijo, el presidente Dionisio Díaz en el acto de presentación del cartel de la Semana Santa. Salud y Esperanza para todos en tiempos complicados. La Señora, luciendo elegantes galas y cargada de belleza serena.

El Señor del Soberano Poder hace honor a su advocación. Poderío a raudales en el barrio de La Granja. Maniatado pero siempre Soberano porque su poder es infinito. Gran tirón la de esta imagen que sigue aportando en ese barrio devotos y nuevos fieles que a través de él se acercan a la Iglesia.

Y en el centro de la ciudad, todo un clásico. Nuestra Señora del Traspaso de la hermandad de Jesús Nazareno. Maravillosa y siempre jerezana. Enigmática y poderosa. Muchos jerezanos pasaron ayer ante sus plantas no para ofrecerle un beso sino para pedirle salud a los enfermos. Por un día, la pandemia quedó a un lado y Jerez se miró atenta al rostro de Jesús y María. Quedan cuatro domingos más para olvidarnos del virus y disfrutar de nuestras tradiciones. Así será.