José Ángeñ Ziganda, entrenador del Xerez, quiso hacer una lectura optimista de la derrota cosechada en Tenerife. Admite que el primer tiempo fue muy malo, pero reconoce que llegó un momento en la segunda mitad en el que vio alguna posibilidad de sacar un buen resultado. Sobre todo, destaca que ahora no se pueden bajar los brazos.

"El primer tiempo fue de un claro dominio del Tenerife. Hemos estado temerosos y no nos llegamos a encontrar a gusto. Perdíamos el balón con mucha facilidad y lo pasamos mal. En la segunda mitad ya no nos estaban apretando tanto y la salida al campo de Orellana hizo que creáramos más peligro. Cuando parecía que estábamos más tranquilos, en una jugada a balón parado el partido se decantó para el lado de ellos porque ya después no tuvimos capacidad para darle la vuelta", resumía el técnico navarro.

Admite Ziganda que se llegó a ilusionar por cómo marchaban las cosas en la segunda mitad, cuando el rival ya no llegaba tanto: "En el segundo tiempo ya estábamos más cómodos y no nos llegaban con claridad. Estábamos teniendo más contras y se intuía que podíamos tener nuestras opciones, pero al final no pudo ser. Ahora tenemos que irnos a casa y darle vueltas para estudiar por qué se ha producido la derrota".

El navarro quiso mandar un mensaje de optimismo a sus aficionados tras un partido que era esperado por los xerecistas como una buena ocasión para estrenar el casillero de triunfos a domicilio. "Sabemos que todos los partidos son muy complicados y que siempre hay que pelearlo al máximo. Todos los partidos hay que tomarlos como si se tratara de una final y no podemos bajar los brazos ni rendirnos después de un mal resultado. Ahora tenemos que recuperarnos por mucho que nos haya dolido y empezar a trabajar pensando en el partido de Copa y después contra el Sevilla porque no nos queda otra. Cuando le ganamos el domingo al Villarreal parecía que se abría el cielo y ahora que ser conscientes de dónde estamos, no venirnos abajo y seguir fuertes".

Preguntado por la imagen ofrecida por su equipo, el entrenador azulino era sincero: "El primer tiempo no me ha gustado, aunque después hemos estado mejor. Sabíamos que ellos tienen gente arriba muy importante y nosotros no tenemos gente rápida en el centro del campo. En la segunda parte tuvimos más el balón y estaba todo más igualado. Se intuía que podíamos ganar, pero después todo cambió con su gol".

Cuando se le cuestionó sobre el desarrollo del encuentro, el planteamiento realizado y sobre la situación en la que estarán los dos equipos al final de la campaña, comentó que "vinimos con las ideas claras para hacer el partido que más nos convenía. Al final se nos ha ido en una jugada suelta, pero si mañana repetimos el partido, lo mismo el resultado es muy diferente. Esto es muy largo y ya veremos dónde estamos al final de la temporada".