alonso 'rancapino'. cantaor

"No puedo renegar de ser hijo de quien soy, para bien o para mal"

  • El joven chiclanero pisa fuerte en un mundo en el que "uno busca su propio sello, y eso cuesta mucho"

-Poco a poco veo que da usted pasos importantes en el mundo del flamenco...

-Sí, la verdad es que no me puedo quejar, en los últimos meses he estado trabajando mucho, en varias peñas, en la Venta de Vargas, en Madrid en el Círculo Flamenco, en Algeciras...En fin, la verdad es que estoy contento.

-¿Y se empieza ya a hablar de Alonso Rancapino o todavía es usted 'el hijo de Rancapino'?

-(Risas)Hombre, ya la gente está viéndome como un artista que busca su camino, aunque lógicamente no puedo renegar de ser hijo de quien soy y eso va conmigo.

-¿En qué ha cambiado su vida desde que decidió dedicarse al cante profesionalmente?

-Ha cambiado en muchas cosas. Yo llevo cantando desde que tenía cinco años, pero hasta que no cumplí 20 años no decidí seguir la línea que estoy siguiendo, que es la de la pureza. Es lo que siento y es lo que quiero hacer. Está claro que con el paso del tiempo y a medida que voy haciendo recitales en las peñas me voy sintiendo más seguro, porque soy una persona tímida y muy insegura, sobre todo cuando tengo nervios. Afortunadamente, poco a poco me siento más hecho, eso te lo dan las tablas.

-¿Y en qué pensaba antes Alonso Núñez 'Rancapino'?

-Bueno, quizás tenía una vida desordenada, no sabía lo que quería y unas veces hacía cosas modernitas y otras más serias.

-También esas son cosas de la edad...

-(Risas) Sí, cuando uno es más joven se toma las cosas como diversión o como hobby. A lo mejor un día iba a cantar al Falla y al otro me iba a un bar a hacer rumbitas o simplemente me iba a tocarle la caja a un primo mío. Ahora no, todo eso pasó y mi objetivo ahora mismo es cantar sin salirme del tiesto y hacerse ese huequecito con el que todos los jóvenes soñamos.

-¿Pide usted consejo a su padre o prefiere ir por su lado?

-No, mi padre para mí es un referente y muchas veces hablo con él para preguntarle ciertas cosas. Él me asesora y me sugiere ideas y eso para mí es una ventaja. Es exigente conmigo, pero eso es bueno. También me da muchos consejos mi amigo Carlos Delgado, del Templo Flamenco, que aunque no es cantaor sabe distinguir muy bien el cante, es uno de los aficionados que más sabe.

-(...)

-Bueno, también me da muchos consejos el maestro Paco Cepero. Cada vez que voy a su casa a ensayar me ayuda y me dice 'niño, ese tercio hazlo mejor por aquí o por allí'. Porque Paco canta muy bien y conoce muy bien el cante.

-Con una influencia tan fuerte como la que tiene, ¿es difícil buscar un sello propio?

-Es difícil porque cuando uno tiene una influencia así todo lo que hagas se vincula a tu familia y en concreto a mi padre. Para mí, mi padre es mi fuente y aunque beba de otras como Chocolate, Juan Talega, Caracol, Paco Toronjo, la Fernanda, La Perla siempre tendré esa influencia. De todas formas, uno trata de coger su camino y mi sello es el de los Rancapino y además con mucho orgullo.

-Ha dicho antes que su padre es muy exigente con usted, ¿y usted, lo es consigo mismo?

-Siempre que me bajo de un escenario acabo pensando que lo podía haber hecho mejor. En ese sentido soy muy exigente y uno nota cuando lo hace bien o mal cuando ve al público. Es él quien tiene que decir cómo he estado porque como dice mi padre 'el que diga yo soy es porque no tiene a nadie que le diga tú eres' (risas). La gente es quien me tiene que valorar, y habrá a algunos a los que le guste, otros a los que no les guste nada y a otros regular, pero esto es así.

-¿Los jóvenes tienen más versatilidad hoy día que los cantaores más veteranos?

-Puede ser, porque antes se cantaban palos muy serios y ahora la gente joven recurre a otras alternativas. A mí me encanta cantar por fandangos o por soleá, pero también soy más universal. Si tengo que hacer cante puro me acuerdo de mi padre, pero si no a mí personalmente me gusta mucho hacer cositas de Paco Cepero. Todas esas letras que compuso para Turronero, Chiquetete, Juan Villar, Paquiro.... Soy un enoramorado de esas cosas, sobre todo para hacerlas por tangos. Igual que de Camarón, que para mí también ha sido un referente.

-Llevar el nombre de Rancapino, ¿pesa demasiado en ocasiones?

-Hombre, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Está claro que eso me ha abierto puertas y ha hecho que cuando voy a los sitios me traten muy bien, pero también tiene su desventaja porque la gente te exige mucho por ser hijo de quién soy. Yo eso lo noto, te miran con lupa y dicen 'a ver si hace el tercio como el pare...', ' a ver si aquí se rebusca igual que su pare...'. Es así, pero tengo que convivir con ello.

-Acaba de terminar un ciclo de recitales titulado ' Mi respeto a las leyendas'. ¿Cómo ha ido?

-Muy bien, la verdad es que Carlos y yo buscamos un argumento para una serie de recitales y encontramos ese título, que es mi homenaje particular a los artistas que siempre he admirado. Era hacer sus cosas pero sin imitar, haciéndolas como yo las entiendo. Creo que a las leyendas hay que recordarlas, a las que están y a las que no, y eso es muy bonito. He disfrutado mucho cantando en esas peñas, donde me he encontrado muy a gusto con Manuel Jero, que para mí es mi guitarrista ideal.

-De todas esas leyendas de las que habla, ¿qué ha aprendido?

-Muchas cosas. Desafortunadamente, formo parte de una generación que no ha tenido vivencias como han tenido mi padre y otros artistas. Nosotros tenemos que recurrir a esas leyendas, escuchándolas en un disco o por vídeos. De ahí es donde tenemos que aprender, aunque siempre dándole tu estilo propio. Yo siempre lo hago con respeto porque si alguna vez me voy de este mundo me gustaría que también me recordasen e hiciesen mis cantes.

-Porque usted es de los que piensa que en el cante ya está todo inventado...

-Yo creo que sí, no hay que rebuscarse más, por lo menos si hablamos de cante puro. Luego habrá pop, flamenquito o como se le quiera llamar, pero eso no tiene nada que ver con el flamenco de verdad. Yo busco mi camino y el mío va por lo tradicional, ahí es donde tengo que encontrarme, no hace falta inventar nada para cantar bien.

-Ha comenzado usted a sacar la cabeza en unos tiempos donde el flamenco, igual que otros aspectos de la sociedad, no andan bien. ¿Está siendo difícil?

-Está claro que hoy día la cosas está mala y hay mucha gente pasando fatigas. Yo gracias a Dios no me puedo quejar porque voy a terminar el año haciendo muchas cositas. Donde he ido siempre me han salido más cosas y eso es positivo. El año que viene también se presenta bien, con lo cual no me puedo quejar. Empezar es siempre difícil pero por ahora lo llevo bien.

-Dicen los entendidos del flamenco que uno no es nadie sin un disco en la calle, ¿para cuándo el suyo?

-Mira, ahora me lo estoy planteando. A mí siempre me han querido hacer un disco, desde que tenía quince años, pero yo no lo he considerado. Da pena ver cómo está ese mercado. Pero bueno, es verdad es que si no tienes un disco parece que no existes y ya estoy mirando cosillas. Paco Cepero me está ayudando, me ha hecho algunos temas y bueno, si Dios quiere voy a hacerlo con él. Me gustaría hacerlo por derecho y bien, a ver si está terminado apra el año que viene.

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