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Andalucía

La cúpula de la Ejecutiva local del PSOE de Córdoba dimite en pleno

  • Francisco García, Crescencio Peña y Rafaela Valenzuela dejan sus cargos en el partido después de una larga época de desencuentros con la dirección provincial

Las tres personas formalmente más relevantes del PSOE de Córdoba capital presentaron el pasado lunes su dimisión ante la Ejecutiva del partido en lo que supone la primera escaramuza cierta de los problemas internos que, larvados, existen dentro de esta formación política. El secretario local, Francisco García; el responsable de coordinación, Crescencio Peña; y la responsable de política institucional, la edil Rafaela Valenzuela, pusieron fin por voluntad propia a su mandato interno poniendo el partido en manos de una gestora. Las razones de la marcha de García (quien es delegado de Obras Públicas y uno de los referentes de la Junta en la provincia), Valenzuela y Peña es la resultante lógica de meses de desencuentros con la dirección del partido, particularmente en la fase de elección del candidato, conformación de la candidatura, gestión de los mensajes estratégicos y conformación del grupo municipal. No se trata tanto de que se hayan tomado decisiones equivocadas o erróneas sino que la dirección de Córdoba capital no ha tenido peso específico: todas las decisiones de mayor relevancia venían servidas, ora de Sevilla, ora de la dirección provincial, ora del candidato y portavoz, Juan Pablo Durán.

"Lo dejo", dijo Francisco García ante la Ejecutiva local que conoció la dimisión, que es la decisión más abrupta que se toma en el seno del partido desde que tuvieron lugar los malos resultados electorales del pasado 22 de mayo. El ya ex secretario general de los socialistas cordobeses aseguró que pone fin a su periodo al frente del partido por una reflexión personal, teniendo en cuenta que el modelo de funcionamiento del PSOE "tiene que ser revisado a fondo". Rafaela Valenzuela, número dos en la lista socialista, declinó hacer comentarios al respecto y encomendó esta tarea a la portavoz elegida por el partido para ello, la vicesecretaria general Soledad Pérez.

García negó que haya perdido una votación, o que alguna instancia del PSOE -oficial u oficiosamente- le haya pedido que se marche. También advirtió que no va a alimentar el debate interno, lo cual quiere decir, en el lenguaje político, que no va a convertirse en un problema a corto plazo para la estabilidad de la dirección provincial, que hasta las próximas generales y autonómicas se encuentra garantizada. "Recupero mi libertad de militante", dijo García, hombre mesurado en las formas. Sí dejó clara una cuestión: su marcha no tiene nada que ver con los resultados electorales. "Se cierra un periodo", dijo, "y me centro en la delegación de Obras Públicas", que es donde realmente se siente cómodo políticamente. ¿Qué ha ocurrido? Todo el PSOE sabe exactamente que la dirección local del partido ha sido una mera formalidad. La decisión de descabalgar a Rafael Blanco les fue ajena, como no se adoptó por los órganos de la capital la apuesta por Durán o la elaboración de la lista electoral, que fue una cuestión del candidato. Francisco García y su equipo prefirieron evitar la confrontación directa, interna, con el secretario provincial, lo que no le ahorró algún mal rato en las ejecutivas locales y tensiones de despacho. Ya existen interpretaciones de que esto forma parte de una operación de más largo alcance.

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