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Fisiculturismo

Álvaro Ordóñez, de un gimnasio de la calle Zaragoza a ganar un mundial

  • El jerezano, con dos medallas de oro en Tarragona, comenzó haciendo artes marciales en el Fudoshun

  • Orgulloso, admite que "necesito descansar y desconectar, mi cuerpo está falto de todo"

  • Tiene una espinita, "no haber podido representar a Andalucía, compito con Madrid, estoy federado allí"

Álvaro Ordóñez posa con un ejemplar de Diario de Jerez del día que fue campeón de mundo.

Álvaro Ordóñez posa con un ejemplar de Diario de Jerez del día que fue campeón de mundo.

Familia. Tranquilidad. Buena comida. Buen tiempo. El descanso del guerrero. Álvaro Ordóñez González se proclamó a principios del pasado mes de diciembre campeón del mundo absoluto de Fisicoculturismo en Tarragona y ha aprovechado las vacaciones de Navidad para pasar unos días y disfrutar de "mi Jerez, que no hay nada igual". Se colgó la medalla de oro en categoría Máster modalidad Classic Bodybuilding (40-44) y también fue oro el Campeonato World Máster Championships, que reunía a los campeones en todas las categorías.

Transmite energía, positividad y naturalidad. Vive en una nube desde el pasado 9 de diciembre y aún no ha asumido que se ha adjudicado la doble corona en el Mundial. "No puedo sentirme más feliz y mucho más por toda la gente que ha confiado en mí, especialmente mi pareja, Mauri Karina, mi familia, mis entrenadores y mis compañeros. Estoy disfrutando de todo porque no sólo he ganado el Mundial, he sido campeón de España y también subcampeón de Europa. El año pasado también me fueron bien las cosas y gané el campeonato de España e hice bronce en el Mundial".

Se le ilumina la cara cuando recuerda cómo fueron "los días tan duros de competición y la preparación. Todo exige muchísimo sacrificio y sin la ayuda de mi familia hubiese sido imposible. Cuando apareces en el escenario te sientes observado y no es fácil controlar el cuerpo y la mente. Es más, a principio me costaba bastante, salía tenso y no llevaba nada bien lo de posar. Luego, te vas soltando y acabas acostumbrándote".

Álvaro Ordónez estrecha la mano de Rafael Navas, director de Diario de Jerez, tras firmar en el libro de honor. Álvaro Ordónez estrecha la mano de Rafael Navas, director de Diario de Jerez, tras firmar en el libro de honor.

Álvaro Ordónez estrecha la mano de Rafael Navas, director de Diario de Jerez, tras firmar en el libro de honor.

Ahora es campeón del mundo pero antes de llegar a lo más alto, le tocó subir peldaño a peldaño todos los escalones que conducen al éxito. Tiene 41 años y su pasión por el deporte empezó "cuando tenía nueve. Comencé a practicar artes marciales pero me encantaban las pesas y, cada vez que podía, las hacía o utilizaba las máquinas que hace más de 30 años había en el gimnasio Fudoshin de la calle Zaragoza. Fui ganando musculatura poco a poco y, sinceramente, no he visto la evolución de mi cuerpo de un año para otro".

Recuerda con cariño como "me ganaba a diario las broncas de mi madre porque llegaba a mi casa lleno de grasa y me decía si venía del gimnasio o de un taller de arreglar coches. Todo el mundo me llamaba Canijo. A los catorce años ya empecé hacer pesas y, poco a poco, fui modelando mi cuerpo y encontrando la modalidad de culturismo que más me gustaba".

Tuvo que cambiar Jerez por Madrid y allí "desarrollé toda mi actividad, primero como aficionado y desde hace un par de años compitiendo. Conocer a mi pareja fue decisivo. Ella me animó a seguir preparándome. Practica también fisicoculturismo y me dijo que tenía potencial, que me presentara al Campeonato de España de hace dos años y ahí empezó todo".

Pero no es oro todo lo que reluce. Para llegar a lo más alto "hay que ser muy constante y tienes que sacrificar muchas cosas. No puedes pasarte con el régimen de comidas, no puedes salir con tus amigos y las semanas previas a la competición son especialmente duras. Por ejemplo, dos días antes tienes que estar sin beber agua para que tu cuerpo se deshidrate y la piel se pegue al cuerpo y sólo puedes comer pollo o pescado. Te conviertes en un ermitaño, vives casi casi en una burbuja. Si sales es para comer o beber, no para ver cómo lo hacen los demás. Es realmente duro".

Tan duro que "justo antes de ir a Tarragona al Mundial estuve a punto de tirar la toalla, no me sentía mentalmente fuerte como para competir a un buen nivel y me gusta hacer las cosas bien. Dos días antes tenía claro que no viajaba. Al final, superé esa pequeña crisis y todo salió perfecto. Cada vez que recuerdo el momento en el que comenzó a sonar el himno de España me emociono, la sensación fue impresionante, ese himno nos sonaba en mi honor".

Álvaro Ordóñez muestra su espectacular musculatura. Álvaro Ordóñez muestra su espectacular musculatura.

Álvaro Ordóñez muestra su espectacular musculatura. / Vanesa Lobo

Ahora, lo disfruta y se plantea el futuro "con mucha tranquilidad. He logrado una medalla de oro que nunca pensé que podría conseguir y me toca descansar, desconectar y disfrutar de la vida y de mi familia. Mi cuerpo ahora mismo está falto de todo después de la competición y necesito recuperarme".

Lo ha conseguido todo en su especialidad pero tiene "una espinita clavada que ya nunca me podré sacar. He ganado todos mis títulos representando a la Comunidad de Madrid porque tienes que competir con la Federación a la que estás adscrito. Me hubiese encantado hacerlo con Andalucía, que es mi tierra. Me siento orgulloso de ser jerezano y de pasear el nombre de mi ciudad por todos los lugares".  

También echa en falta más apoyo a un deporte "que es minoritario pero que practica mucha gente. Si todo lo que estamos consiguiendo sirve para que se fomente esta modalidad deportiva y las instituciones y los ayuntamientos le presten más atención, fenomenal. Las federaciones tienen los recursos que tienen y pagan nuestros gastos pero no ganamos dinero, nos cuesta dinero. Soy represente legal de una empresa de vigilantes de seguridad y los fines de semana tengo que trabajar de camarero para sacarme un dinero extra y costearme los gastos de comida y de todo lo que necesito".

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