Los partidos de la selección portuguesa se han convertido en todo un castigo para Cristiano Ronaldo. El astro portugués, tras brillar con luz propia en el Real Madrid, juega con sus compatriotas cabizbajo, desesperado y fallando ocasiones que en el club blanco las enchufaría hasta con los ojos cerrados.

Siempre se ha criticado las actuaciones de Messi con Argentina, pero no han sido mucho mejores las de Ronaldo con la selección portuguesa, y el partido entre Dinamarca y Portugal ha sido buena muestra de ello. Cristiano estaba llamado a ser el faro de su selección en un partido decisivo en el que se decidirían gran parte de las opciones de Portugal para pasar a la siguiente ronda o para prácticamente decir adios a la Eurocopa 2012, pero la estrella del Real Madrid apareció únicamente a ratos, falló dos claros mano a mano ante el portero danés y se mostró desesperado y nervioso durante todo el encuentro.

Comenzó mejor el partido Dinamarca, que barrió el centro del campo portugués y dispuso de las mejores ocasiones de gol. Portugal se encomendaba demasiado a su estrella y le buscaba incluso con balones largos desde la defensa ante la desesperación del portugués. Los lusos no aprovecharon la calidad en el centro del campo de Coutinho ni buscaron el filón en la banda de Nani, que se enfrentaba a un limitado lateral del que se iba en cada una de las escasas ocasiones en las que le encaró.

Sin embargo, cómo el fútbol no siempre es justo, Portugal se adelantó en el marcador gracias a un buen gol de Pepe, que remataba de cabeza en el primer palo un córner sensacionalmente lanzado por Coutinho. El gol espoleaba a los daneses al ataque y abría espacios en la retaguardia, que jugadores rápidos como Nani y el propio Ronaldo aprovechaban para poner en peligro a Andersen. Poco tardaron los lusos en ampliar la ventaja, aprovechando una buena jugada colectiva que terminó con un medido pase de Nani al primer palo y un toque de calidad de Postiga, que mandaba al fondo de la red el balón y colocaba un injusto 2-0 en el marcador.

Dinamarca, dolida por los goles y consciente de que había sido mejor que Portugal, se serenó y mejoró su juego, sin buscar alocadamente el gol. Bendtner demostró que es la maldición de la selección portuguesa, y a falta de cinco minutos para el final de la primera parte conseguía un gol psicológico que metía a los daneses en el partido y aseguraba emoción para la segunda mitad.

Tras el descanso, Portugal salió más enchufada y dispuso de varias oportunidades en las que perdonó la vida a los daneses, algo que pagó muy caro cuando, justo después de un nuevo error de Cristiano Ronaldo terminara con un disparo a un metro de la portería un ocasión sólo ante el portero, Bendtner volviese a aparecer para marcar un nuevo gol y poner las tablas en el marcador.

Portugal tiró entonces de fe, y en un partido loco en el que pudo pasar cualquier cosa, consiguió adelantarse gracias a un zapatazo de Varela desde dentro del área, que tras un disparo en falso la enchufaba y daba la victoria a Portugal que lograba sus primeros tres puntos de campeonato y mantenía intactas sus opciones de acceder a la siguiente fase.

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