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Sin manos y sin pies

  • El piloto Philippe Croizon, cuádruple amputado, compite en la categoría de coches de la carrera más dura

Joan Barreda conduce su Honda en el transcurso de la etapa entre San Miguel de Tucumán y San Salvador de Jujuy.

Joan Barreda conduce su Honda en el transcurso de la etapa entre San Miguel de Tucumán y San Salvador de Jujuy. / david fernández / efe

El Dakar pone a prueba al ser humano y de los 501 participantes que empezaron la nueva edición a través de Paraguay, Bolivia y Argentina hay uno que realmente despierta admiración: el francés Philippe Croizon, quien corre en la categoría de coches pese a ser un cuádruple amputado.

Croizon, de 47 años, perdió sus miembros superiores e inferiores a los 26 en un accidente doméstico. Sufrió una descarga eléctrica mientras arreglaba la antena de la TV de su casa, lo que le provocó graves lesiones que obligaron a la amputación para salvar la vida.

Su nueva condición jamás le impidió lograr sus objetivos: en 2010 cruzó el Canal de la Mancha a nado y en 2015 comenzó con su preparación para correr el Dakar, que incluyó la participación en varias carreras en 2016. Con una camioneta BMX X6 especialmente adaptada -tiene los mandos en forma de mandos de videojuego que acciona con sus muñones- acometió la carrera más difícil del mundo.

"Philippe es una persona muy fuerte. Su espíritu de superación es el mismo que tiene la competición", declaró Etienne Lavigne, director del Dakar. "Le aceptamos la inscripción porque ya tiene una licencia deportiva otorgada por la Federación Internacional del Automovilismo y porque superó el examen de extracción del auto, algo que le fue realmente fácil de hacer. Es una persona que le gusta la aventura y no teníamos por qué impedirle conseguir su deseo", añadió.

Lavigne confirmó que la organización está muy atenta a la actuación de Croizon. "Es una experiencia única y estudiaremos su comportamiento durante los primeros días. Obviamente, le estamos haciendo un seguimiento especial. Pero realmente no puedo imaginar que tenga la capacidad de hacer muchas especiales", confesó el directivo francés.

No es la primera vez que pilotos con limitaciones físicas corren el Dakar. De hecho, también están participando los españoles Isidre Esteve (autos) y Albert Lloveras (camión), quienes sufrieron lesiones medulares que los dejaron en silla de ruedas. Y hace unos años corrieron soldados ingleses con miembros amputados.

Esteve utiliza un cojín especial en su asiento del Mitsubishi para evitar las úlceras que lo dejaron largos meses en cama después de su primera participación en un Dakar. "Pese al elevado calor, el cojín inteligente está funcionando a la perfección y eso nos da mucha confianza para afrontar el resto de etapas", destacó.

Lavigne, con razón, dejó claro que estos casos no merecen un tratamiento ni un reconocimiento especial: "Ellos no quieren que hagamos algo así, quieren competir contra los pilotos a los que todos llamamos normales".

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