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Juan Ramón Rallo, economista

"Tengo un radicalismo razonable a favor de la libertad en general"

"Tengo un radicalismo razonable a favor de  la libertad en general"

"Tengo un radicalismo razonable a favor de la libertad en general" / M. J. López

-Después de leer su libro, parece que no hubiese nada que no sea un mito en la economía española, ¿no?

-Muchas mentiras han sido divulgadas por los distintos partidos políticos para construir sus narrativas y a partir de ellas atraer votos. Nos han estado engañando todos sistemáticamente.

-¿Cuál de los 40 mitos que narra tiene más confundido al español medio?

-Son muchísimos y a cada cual le afectará uno en mayor medida. Probablemente, el mito que los engloba a todos sea que la situación actual es fruto del exceso de libertad económica. De ahí surge que hacen falta más impuestos, más gasto público, más regulaciones.

-Usted le da a todos los partidos. ¿Qué piensa cuando le tachan de ultraliberal?

-Me considero liberal. No sé si ultra, neo, turbo... pero liberal. Tengo un radicalismo razonable a favor de la libertad, no sólo económica, sino de la libertad en general. Liberal soy. Y por eso no siento ninguna simpatía hacia ningún partido, que son todos, a cada cual más, antiliberales.

-¿Ni siquiera Ciudadanos?

-No. Ciudadanos empezó haciendo algún guiño liberal, un poco casi por confusión, pero es un partido del establishment socialdemócrata absolutamente.

-De las cosas que explica, ¿es alrededor de la burbuja inmobiliaria donde existe un mantra más falso?

-Claro. Se nos ha dicho que la burbuja era fruto de que se había liberalizado el suelo, cuando ni se ha liberalizado el suelo, porque lo que vimos durante la burbuja fue que los ayuntamientos traficaron con las recalificaciones del suelo, y de ahí gran parte de la corrupción que hemos vivido. Pero además es que el problema no fue el suelo, sino la financiación extraordinariamente abaratada que prestaron los bancos. Y la pudieron prestar porque el sector público, la Administración, privilegia al sector financiero de múltiples formas: a través del Banco Central, de los procesos de rescate... Y es ahí, en ese intervencionismo que privilegia, no que penaliza, donde está el germen del problema y no en el libre mercado.

-¿Pero cuál es la alternativa a un sistema financiero como el que hay intervenido por los bancos centrales?

-Pues un sistema financiero como el que estuvo vigente hasta la Gran Depresión. Un sistema en el que cada banco se hace responsable de su propia actuación. Se nos ha vendido durante esta crisis que ha fallado la autorregulación, que los bancos no se pueden autorregular, cuando lo que ha fallado es la autorregulación con privilegios y sin responsabilidad de los propios agentes. Si se establece responsabilidad, es decir, que lo que usted haga mal se reflejará en sus pérdidas porque yo no le voy a rescatar al final de la partida, no pasaría. Así, la autorregulación demostró durante muchas, muchas, muchas décadas que es viable.

-¿Pero es posible en un negocio tan aparentemente ilógico como la banca que presta a largo endeudándose a corto? ¿Sería viable?

-Pues si prestas a corto, tendrás que emitir deuda a corto y si quieres prestar a largo pues deberías endeudarte a largo plazo. Sería simplemente comportarse de modo más prudente de lo que hacen ahora, que por cierto es lo que quieren imponer regulaciones del tipo Basilea III. Pero esas regulaciones se quedan también a medias porque los estados no quieren estrangular a los bancos para que no dejen de prestar. Por un lado denuncian la industria absolutamente especulativa, pero cuando luego se trata de meterlos en vereda, ellos mismos se asustan no vaya a ser que maten a la gallina de los huevos de oro.

-Un año de parálisis e intensísimos debates y no se abordan las pensiones. Y ahora que hay Gobierno parece que sí es urgentísimo.

-A mi juicio el famoso Pacto de Toledo debería llamarse Pacto de Silencio de Toledo. Porque es verdad que los políticos hacen mucho ruido con las pensiones, pero lo hacen para desviar la atención sobre el problema de fondo. Hacen creer que esto se arregla con cuatro parches. Porque lo que quieren es traspasarle el problema a la siguiente Administración.

-¿Se refiere a la pirámide poblacional, no?

-Efectivamente, a la demografía española en el medio plazo. Esto va a dificultar muchísimo unas condiciones de jubilación como las actuales.

-Usted defiende un modelo de capitalización individual con lo que cotizamos los trabajadores y las empresas, porque eso también es parte del sueldo.

-Todos los trabajadores cuando reciben la nómina ya se les ha descontado un 30% de su salario. Eso permitiría al trabajador cotizar, ahorrar o invertir en cualquier instrumento real o financiero para preparar su jubilación. Me refiero incluso a inmuebles. Cada uno se responsabilizaría de su propia jubilación.

-Hay muy pocos países con un sistema como ése.

-Chile es el paradigma. Y el éxito es bastante indudable. En España la pensión equivale al 80% del último salario. Esta tasa el propio Gobierno admite que va a caer al 45%. En Chile hoy es el 40%, aparentemente la mitad, pero se cotiza el 10% del salario, cuando aquí es el 30%. Eso quiere decir que con un sistema así, en España se percibiría el 120% del último salario.

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