Me alegro. Me alegro que por fin alguien aparque los lenguajes barrocos y cursis a los que últimamente estamos acostumbrados para vestir un espectáculo. Me alegro que no haya que recurrir a directores de escena para montar castillos vanos en el aire. Me alegro que con cante, guitarra y baile se traspase la barrera del público...Me alegro.

Porque Isabel Bayón dio ayer toda una lección de cómo con ingenio y sencillez se puede conformar un proceso creativo con personalidad propia. No le hicieron falta dramaturgias, ni historias rocambolescas ni búsquedas interiores, sólo usó lo tradicional, lo clásico y con sólo eso puso bocabajo el teatro Villamarta. Se agradece. Porque a veces, al menos en los últimos años, los artistas parecen empeñados en rizar el rizo y en utilizar lenguajes tan abstractos y rebuscados que uno no sabe lo que está viendo. Es más, ni ellos mismos creen en lo que hacen.

Con una estructura clara, es decir, una comparativa entre el baile de antes y el actual, la sevillana estrenó una obra, 'Caprichos del tiempo', que no dejó a nadie indiferente y que fue digerida con dinamismo y rapidez por el público que llenaba el teatro. La hora y media pasó como un rayo, y eso, en un espectáculo flamenco, es sinónimo de éxito.

Los constrastes del tiempo fueron apareciendo durante toda la noche, primero en la malagueña de Chacón que bordó David Lagos bajo las falsetas de Paco de Lucía interpretadas por Jesús Torres; posteriormente con la farruca que el propio Lagos ejecutó al más puro estilo tradicional, y que se contrapuso a la que Londro, también espectacular, entonaría a continuación. En medio, un recuerdo a Sabicas cuyos históricos picados de farruca sobrevolaron el patio de butacas mientras la sevillana editaba el manual de cómo utilizar el sombrero.

Isabel busca los antagonismos, enfrenta el baile de antes y su estética con el actual y eso, en una bailaora como ella, de tanto regusto, acaba por tocar la fibra.

Fue una nota común a lo largo de la hora y media de espectáculo, pues más tarde lo pudimos comprobar en el baile por guajiras y por seguiryas, aunque aquí con la voz en off de Manuel Vallejo.

Pero el conjunto de ideas frescas que emanan de la mente de la Bayón tuvo un capítulo mágico cuando de pronto, el escenario se convirtió en una improvisada pantalla de cine para dejar constancia del paso del tiempo. Allí aparecía, con la guitarra de Juan Requena de fondo, una jovencísima Isabel Bayón (tendría apenas doce años) vestida con bata de cola rosa y dando sus primeros pasos como bailaora en aquel mítico programa que Fernando Quiñones realizaba para Televisión Española.

Por un momento, había retrocedido en el tiempo con una elegancia descomunal, la misma con la que minutos después irrumpiría en escena la protagonista vistiendo idéntico vestuario. Por alegrías, con el mismo brío pero ya con el cuajo y la solera que dan los años, Isabelita desfiló con empaque, como tiene que ser, por las tablas de Villamarta, siempre con sutileza, y obsequiando al público con los rasgos preciosistas de la escuela sevillana.

De aquí, al cielo. El guiso estaba hecho y cualquier condimento más sería igual de bien recibido. Así fue, y en otro arranque de talento, la bailaora hispalense introdujo incluso algún que otro toque de humor que el público asimiló con encanto y completamente entregado.

El tiempo se había parado, esta vez para rendirse a la agudeza, el ingenio, la destreza y la majestuosidad de Isabel Bayón, una artista que ayer dio toda una lección de cómo se deben afrontar las cosas sin que para ello se necesite de parafernalia extraña. Es el arte de hacerlo sencillo, y eso no está al alcance de todos.

Baile

Caprichos del tiempo

Baile: Isabel Bayón. Cante: David Lagos, Miguel Ángel Soto ‘Londro’. Guitarras: Jesús Torres y Juan Requena. Percusión: José Carrasco. Coreografía: Isabel Bayón. Guión musical: Isabel Bayón y Jesús Torres. Diseño de Iluminación: Flori Ortiz. Diseño de vestuario: Flamencura. Técnico de sonido: Manu Meñaca. Producción: El Mandaíto Producciones SL. Día: 27 de febrero. Lugar: Teatro Villamarta.