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XXIV Festival de Jerez

Fernando Jiménez y el baile elegante

Fernando Jiménez y el baile elegante

Fernando Jiménez y el baile elegante

La peña La Bulería acogió en la tarde de ayer el recital de baile de Fernando Jiménez, jerezano que demostró con creces ser uno de los nombres más relevantes de su generación. Como es habitual en él, quiso estar arropado por buenos cantaores, en este caso estuvieron Enrique Remache, que volvía a aparecer tras algunos meses de ausencia en las peñas jerezanas, Juan de la María, que se ha situado en un nivel altísimo tras su periplo en Japón con ‘El Choro’, y Manuel Moneo Carrasco, que parece haberle encontrado el tiempo y la forma al cante de acompañamiento. La guitarra la puso Fernando del Morao, un guitarrista de alma que se echó el espectáculo a sus espaldas en más de una ocasión. Lo disfrutó y de qué manera.

Fernando, elegante siempre vestido, aprovechó esta oportunidad para derrochar el potencial del que goza. Si bien es cierto que el de Santiago no es nuevo en estas lides, la de ayer fue una ocasión para destacar en su trayectoria ya que se le vio con una madurez en el escenario reseñable.

La peña se llenó hasta la bandera, como suele ocurrir en este ciclo que tango gusta al que viene de fuera y en el que participan numerosos jerezanos. Algo a destacar. En la primera mitad se gustó por alegrías, con traje de chaqueta y chaleco, y botas rojas. El atrás estuvo soberbio, con una fuerza que cautivó desde primer minuto. Entre el público se encontraban numerosas bailaoras que no quisieron perder la oportunidad de apoyar al compañero, como la propia Saray García, ganadora del premio Revelación de la edición anterior.

Seguidamente, Fernando se vistió de oscuro para interpretar seguiriyas consiguiendo sacar alguna que otra lágrima a los allí presentes. Se encontraba a gusto, porque hay que reconocer que su vinculación con esta entidad viene de lejos. Saboreamos la tanda por tangos de los cantaores, tres nuevas figuras que fueron más que aplaudidos. En la segunda mitad, de blanco, terminó de convencer por romances y bulerías, un estilo que lo lleva a gala por cumplir con el compás, las hechuras y la gitanería de su gente.

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