Gastronomía en tiempos del coronavirus

Los hoteles se reinventan

  • El mítico y lujoso Hotel Sacher de Viena recupera los 'separées' o 'reservados' para ofrecer comidas en la propia habitación.

Una pareja almuerza en su propia habitación en el Sacher.

Una pareja almuerza en su propia habitación en el Sacher.

Para algunos negocios, el futuro se parece al pasado. Este es el caso del histórico Hotel Sacher de Viena, que custodia la receta original de la famosa tarta y que, ante la falta de huéspedes por la pandemia, recupera su tradición decimonónica de las chambres separées, pequeños comedores reservados que esta vez monta en las habitaciones.

Acceso al lujoso Hotel Sacher. Acceso al lujoso Hotel Sacher.

Acceso al lujoso Hotel Sacher.

Fronteras aún cerradas, escasos vuelos y pocos turistas. Es el panorama que afrontan los hoteles de Austria en las próximas semanas, tras recibir la luz verde para volver a funcionar desde el viernes bajo estrictas medidas sanitarias.

Algunos han decidido posponer su reapertura. Otros compiten con ofertas especiales por atraer a los clientes y es así como al Sacher, situado en el corazón de Viena, justo detrás de la célebre Ópera, se le ocurrió recurrir a su tradición de máxima discreción, una de las claves de su éxito desde su creación en 1876.

Los llamados separées o reservados eran doce compartimentos del restaurante Sacher "para aquellos que querían reunirse, hablar y al mismo tiempo comer bien" protegidos de miradas indiscretas, recuerda el gerente del Sacher, Matthias Winkler.

Mítico restaurante Sacher. Mítico restaurante Sacher.

Mítico restaurante Sacher.

Hubiesen sido ideales ahora ante el riesgo de contagios y la exigencia de garantizar la distancia física, pero hace años que desaparecieron del lujoso hotel, que, por otro lado, afronta semanas con no pocas habitaciones desocupadas. Es en ellas donde ahora se ofrece la versión 2020 del resucitado separée. La idea es simple: colocar allí una mesa con una oferta especial de gastronomía y un discreto mayordomo, convirtiéndolas así en comedores exclusivos, elegantes y discretos.

"Es una de las ideas que intentamos probar y ver cómo podemos mejorar con ellas el negocio y la facturación, y diferenciarnos en el mercado", explica Winkler, satisfecho de la respuesta obtenida ya la última semana, cuando se abrió la posibilidad de hacer las primeras reservas. "Tuvimos más de 200 solicitudes de reserva para los separées. No esperábamos ni el 10 % de esa demanda en el primer día", dice.

Se trata de una oferta gastronómica, no de hospedaje, limitada en un principio al mes de junio y entre los futuros comensales que se han apuntado "hay muy pocos clientes habituales, son en su mayoría personas nuevas (para el hotel)", añade. Hasta el momento son todos nacionales o residentes en Austria, cuando en tiempos sin pandemia cerca del 90 por ciento de los huéspedes del hotel vienen de fuera del país.

El gerente está convencido de que una de las atracciones para un público menos pudiente que el habitual es la posibilidad de "experimentar el hotel por dentro", cargado de glamour, historia y misteriosas leyendas, sin tener que pagar una noche. "Muchos quieren permitirse vivir algo especial a pesar de la crisis, o precisamente por la crisis del coronavirus", comenta.

Interior de una habitación del Hotel Sacher. Interior de una habitación del Hotel Sacher.

Interior de una habitación del Hotel Sacher.

John Lennon y su esposa Yoko Ono; el príncipe de Mónaco y su esposa Gracia Patricia; Indira Gandhi, John F. Kennedy, Thomas Mann, Arthur Schnitzler, Ernest Hemingway, Jean Coctaeu o Isabel Allende son sólo algunos de los muchos famosos que durmieron en una de las 152 habitaciones y suites del Sacher.

Ahora, pueden ocuparse durante tres horas a cambio de consumir por un mínimo de 45 euros en un desayuno y de 75 euros para comer al mediodía o cenar. Los platos principales cuestan entre 24 y 32 euros y por una porción de la tarta Sacher hay que pagar 7,90 euros.

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