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Jerez

El día en que Paco Cepero entonó la voz y olvidó la guitarra

  • Crónica del encuentro anual de 'Jerezanos de la Diáspora' en Madrid y del homenaje rendido allí al guitarrista y compositor de la calle Encaramada

Paco Cepero regresó ayer a Jerez desde Madrid. Lo hizo en el primer vuelo de la mañana y completamente satisfecho del homenaje recibido por los 'Jerezanos de la Diáspora', colectivo del que formó parte desde el preciso momento en que buscó sus horizontes musicales en la capital, a donde llegó acompañado de su padre con apenas 16 años. Su destino no era otro que el tablao 'Los Canasteros', propiedad de Manolo Caracol. Corría por entonces 1963, el año precisamente en que veía la luz Francisco Benavent, el concejal jerezano que ejerció el pasado miércoles de embajador en el tradicional acto de la Diáspora y que estuvo encargado de glosar una carrera tan amplia como intensa.

El acto reunió a unos 130 comensales -"jerezanos en la distancia" les gusta definirse- entre los que se encontraban un sinfín de amigos de la ciudad que, un año más (y ya van 32) celebraron en torno a un potaje de garbanzos -denominación más exacta que berza- un encuentro tan entrañable como tradicional. Este acto puede celebrarse, en buena parte, gracias a la subvención que la Junta de Andalucía otorga a este colectivo, el cual está englobado dentro de las asociaciones andaluzas inscritas en los registros públicos, así como por las ayudas que en forma de género reportan el Ayuntamiento (catavinos), Consejo Regulador del Vino (caldos de la tierra), Consejo Regulador del Brandy (brandies gran reserva), Altadis (tabacos) y, sobre todo, gracias al conocido hostelero jerezano Faustino Rodríguez, que lleva a la cita desde el mismo Jerez todo tipo de manjares, caso de sus famosas alcachofas (el término 'alcauciles' sigue siendo absolutamente desconocido por allí), pestiños y ricos pasteles de almendra.

Paco Cepero ha sido uno de los pocos casos, junto a Miguel Primo de Rivera o el compositor Manuel Alejandro entre otros, de galardonados jerezanos que han tenido una intensa vida madrileña.

A los postres, cuando llega el momento de los discursos, el guitarrista y compositor sorprendió a los asistentes con una faceta suya poco conocida como es el cante. Sorprendió, y no poco, que entonara en exclusiva para la Diáspora un tema suyo, aún inédito, que tiene a la ciudad de Jerez como centro, así como que lo hiciera con unas dotes realmente destacadas.

La presidencia del acto -tal y como ya indicara este medio en el avance publicado en la edición de ayer- contó con la presencia del ex concejal popular Rafael Verdú, además de los hermanos Luis y Pedro González Díez, además del presidente de la Diáspora, Manuel Fernández García-Figueras, el homenajeado Cepero, el ex presidente de Azucarera Española José Joaquín Ysasi Isasmendi y el presentador de la gala, Miguel Primo de Rivera Oriol.

Los esfuerzos de la delegación jerezana en Madrid pasan estos años por conseguir que las nuevas generaciones den continuidad a este acto, que sirve de punto de encuentro para jerezanos que, sumidos en sus obligaciones profesionales, no se ven en todo el año.

La próxima cita de la Diáspora jerezana será el próximo mes de marzo, cuando se proceda a la celebración del Pregón de la Primavera de Jerez, acto en el que un destacado orador (el último fue José Luis Zarzana Palma) proceda a llevar hasta la capital una presentación de ese tiempo primaveral en el que Jerez vive su Semana Santa, la Feria del Caballo y la Romería de El Rocío.

Mientras tanto, la Diáspora deberá aguantar con ese espíritu jerezano que el miércoles llenó los salones de la Real Gran Peña.

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