Sucesos| 40 Aniversario Diario de Jerez

Cuatro décadas de crónica negra

  • Acostumbrada a la tranquilidad, Jerez se ha conmocionado con sonados crímenes, buena parte de ellos marcados por la droga y por la violencia de género

Agentes policiales, custodiando el cadáver del hombre apuñalado en un parque enfrente del antiguo Cine Delicias, en La Asunción.

Agentes policiales, custodiando el cadáver del hombre apuñalado en un parque enfrente del antiguo Cine Delicias, en La Asunción. / Manuel Aranda

LA historia de una ciudad es también la historia de sus crímenes, como escribían hace diez años Pedro Ingelmo y Manuel Moure, junto con José Padilla redactores de Sucesos de esta casa. Jerez, según los expertos policiales, siempre ha sido una ciudad tranquila, quizás por ello cuando la sangre ha corrido, la conmoción pública adquiría notables dimensiones. La ciudad pasó de los crímenes pasionales, de los arrebatos con fúnebre resultado de los primeros años ochenta, a los delitos en los que la droga marcó un antes y un después, un después continuado por los delitos de violencia de género.

Pero si hubiera que marcar una frontera en estos 40 años, sin duda ese sería el ‘caso Holgado’. La teoría policial señaló a cuatro yonquis ansiosos de heroína. Jamás se demostró. El brutal asesinato de Juan Holgado Castro -aún impune-, empleado de la gasolinera de Martín Ferrador, conmocionó la ciudad hasta límites insospechados y los ecos llegaron a toda España con la historia de su padre, Francisco, el ‘Padre Coraje’, que se adentró en los más sórdidos círculos de la droga en la ciudad para intentar desenmascarar a los que presumía asesinos de su hijo. Sus grabaciones en secreto, disfrazado con una peluca, forzaron que hubiera un segundo juicio, Supremo mediante.

El caso Holgado conmocionó a la ciudad y los ecos llegaron a toda España con el ‘Padre Coraje’

Plagado de gravísimas irregularidades, tales como polvos para detectar huellas dactilares que estaban caducados o pruebas que se perdieron de los cajones donde eran custodiadas, el caso Holgado marcó un antes y un después: la evolución de la Policía Nacional, desde entonces a la actualidad, ha sido brutal y afortunadamente para mejor. La plantilla se ha rejuvenecido y también la comisaría, ahora nueva y ubicada donde antaño estaba la cárcel de la ciudad.

Inasequible al desaliento, en septiembre de 2015 Paco Holgado iniciaba una marcha a pie a Madrid y en octubre el ministro de Justicia, Rafael Catalá, ordenaba un último examen del caso Holgado, que volvió a los tribunales en diciembre. Pero llegan los reveses: la huella dactilar no tiene valor identificativo y en febrero de 2016 el Juzgado archiva la causa por prescripción 20 años después del crimen...

El primer crimen del que informó este medio de comunicación acaeció en pleno barrio de Santiago, en el ‘Bar Valderrama’, ubicado frente por frente a donde se encuentra el azulejo de Jesús del Prendimiento. El dueño, tras una discusión con dos muchachos de 20 años, recibió un bastonazo en la cabeza que le provocó la muerte en el hospital. La investigación policial fue rápida. Para los supersticiosos, destacar que se publicó en el número 13 de Diario de Jerez. Parecía premonitorio: un crimen perpetrado a manos de jóvenes. En adelante sería algo muy habitual.

La población vivió horrorizada la reaparición en 1986 del ‘ogro del Cuco’, el hombre que en 1981 había asesinado a la niña de 9 años María del Carmen Merchán y la muerte en 1988 de una vecina de 38 años del barrio de La Constancia, cuyo cuerpo apareció en La Viña El Telégrafo con un sarmiento clavado en su vagina.

Francisco Holgado muestra una foto de su hijo asesinado, pegada en el pecho, a la conclusión de una vista en enero de 1999. Francisco Holgado muestra una foto de su hijo asesinado, pegada en el pecho, a la conclusión de una vista en enero de 1999.

Francisco Holgado muestra una foto de su hijo asesinado, pegada en el pecho, a la conclusión de una vista en enero de 1999.

Pero lo peor estaba por venir.

Eran los años en los que para ver muertos vivientes no había que sintonizar The walking dead, tan sólo había que darse una vuelta por el casco histórico, una zona de la ciudad herida de muerte a la que la heroína terminó de darle la puntilla. La droga, como objetivo de la vida, marcó y mató a una generación. De lo que estaba sucediendo en la trastienda de la ciudad, en los inmuebles abandonados que funcionaban como chutaderos - palabra que se haría muy popular en la época-, se tomó de alguna manera conciencia cuando el Diario informa un 2 de marzo de 1987 de la aparición del cadáver de “un anciano” en la cuneta de Trebujena. No era un anciano. Era el Jipi, un hombre de 34 años que había llegado un par de años antes de Madrid y, con él, trajo inoculado en el brazo la epidemia. Posiblemente, la epidemia hubiera llegado de cualquier otro modo y se habría asentado, como se asentó, en los barrios estigmatizados por un urbanismo segregador, de San Juan de Dios a Cerrofruto. Pero lo cierto es que para muchos El Jipi fue el primer yonqui de Jerez y fue asesinado a golpes por una banda de narcotraficantes que le había encargado un cargamento de la India que nunca llegó.

La heroína fue la puntilla del casco histórico en los ochenta: Rompechapines y la calle Z, protagonistas

Si abrimos el círculo en aquel 1987 lo podríamos cerrar en la primavera de 1999 con la muerte de Juan José Pérez, asesinado de una puñalada por una papela. Al Jipi le mataron por 400 gramos de heroína pura afgana; a Juan José por una dosis adulterada en un 97%. Entre medias, manifestaciones , una calle entera, Rompechapines, echada abajo, bunkers de droga en la calle Z, la más peligrosa de la ciudad durante años, el azote del sida y crímenes tan estúpidos como el del pub Tanit (1994), donde dos toxicómanos acabaron con la vida de un camarero en un delirio de violencia; o el de los hermanos Carapapa (1992), que en una noche de alcohol y drogas mataron a tres miembros de una familia.

La muerte violenta, desgraciadamente, siempre ha estado presente en la actualidad de la ciudad. “Un asesinado al año. No falla”, llegaba a comentarse en los corrillos periodísticos sin que la norma se rompiera durante años. Uno de los más sonados en la ciudad fue el de Raquel Barrera, un caso que por su singularidad llevó el escalofrío a los ciudadanos. Un matrimonio absolutamente normal, una noche de cena y un arrebato criminal. Imposible de entender.

Antes que este desgraciado caso, en los 40 años de Diario de Jerez ha habido sucesos luctuosos de todo tipo. Desde el súbdito chino descubierto cuando descuartizaba a su amante en un piso ‘patera’ de la barriada de Los Pinos al indigente letón que murió aplastado por las palas compactadoras de un camión de la recogida de basuras.

Como si de una constante la droga sigue estando detrás de muchas muertes violentas así los años vayan sumando números a la cabecera de este periódico. Ese fue el asesinato del taxista Martín Romero por parte de un clan de la droga, así como el de varias peleas de drogadictos en torno a unas dosis, como fue el caso de ‘crimen del formón’ (que se perpetró con una navaja en 1999), o el ‘asesinato del Farma’ (2001) a manos de uno de los delincuentes más escurridizos que Jerez haya visto nacer, Antonio Garrido Fernández ‘El Indio’. En octubre de 1999 dos niños morían calcinados en su vivienda de ‘El Pandero’ (junto a Federico Mayo), después de que alguien vertiera gasolina bajo la puerta y prendiera fuego. Nadie pagó por tan atroz crimen. Otro es el ‘crimen de la calle Fate’, donde “un artista de la lanza térmica”, según la Policía, que trabajó con la banda del famoso atracador Cásper, fue muerto por un viejo amigo de un certero disparo mientras recordaban viejos tiempos. El asesinato de una mujer en la Hijuela de Geraldino (1999) deparó un sospechoso, pero las escasas pruebas fueron insuficientes.

En estos cuarenta años en Jerez ha habido hasta tiroteos contra peligrosos mafiosos italianos en plena avenida Domecq (agosto de 2000), sonadas estafas como la de ‘Happy Point’ o ‘Gescartera’, que cogió de lleno a la parroquia de San Miguel, sin olvidar el ‘caso Hamelín’, que es considerada la mayor estafa en la ciudad si no contabilizamos la dudosa legalidad de los pagarés de Nueva Rumasa.

El ‘ogro del Cuco’, los hermanos Carapapa o ‘el Indio’, nombres propios de la historia negra

En los últimos años la violencia de género ha estado muy presente en Jerez. Muchos expertos consideran que la muerte de Juana López a manos de ex pareja sentimental, de 78 años, marcó el inicio de una serie de sucesos de género que, por desgracia, han continuado hasta la actualidad. El de Raquel Barrera se saldó con José Antonio Cantalapiedra declarado culpable de asesinato, si bien antes, en 2013, el de la muchacha Miriam Tamayo llevó el escalofrío a la sociedad jerezana por la frialdad con la que se perpetró por parte de su ex novio, en plena vía pública.

La crónica negra de la ciudad escribía otro capítulo con un apuñalamiento en San Juan de Dios y la Semana Santa de 2014 vivió una avalancha en la Madrugá con una veintena de heridos, dos de ellos de gravedad, tras una deflagración por el escape de gas en una cafetería en la plaza Esteve, frente a San Francisco. También causó conmoción el asesinato de un hombre en Cuartillos, que acabó con seis hombres y una mujer detenidos. Creían que el fallecido conocía a quienes les habían robado un alijo de droga. Y la disputa por las llaves de una casa acabó en otro asesinato, en este caso en Santo Tomás de Aquino, con condena de 16 años de cárcel para su autor.

La violencia se descontrola y dos personas resultan heridas tras varios ataques con piedras a autobuses urbanos, en la zona sur y San Juan de Dios, y un ‘okupa’ habitual le pega un tiro a un vecino en Puertas del Sur.

En junio de 2016 encuentran muerto a Jesús Narbona, jerezano desaparecido en El Rompido, casi un mes después de que se iniciara su búsqueda, y las noticias tristes se suceden: condena de 25 años de prisión por abusar de cinco sobrinas, y un individuo se suicida tras tirotear a su mujer y a su madre (que moriría tres días después). Otro arrebato con sangre: un hombre apuñala a su hermano, al que asesta más de 10 cuchilladas y le deja en estado muy grave. Es un año que acaba en tragedia: un incendio en La Marquesa se salfa con tres muertos y dos ingresados en la UCI.

El fuego también se cobró la vida de un anciano en Rajamancera en 2017, año en el que una niña jerezana de 4 años muere atropellada en un camping de Conil, suceso que causó un profundo pesar en la ciudad.Las armas blancas volvían a ser protagonistas: apuñalamiento en San Joaquín y reyerta con palos y machetes en San Juan de Dios: a un joven le abrieron el vientre y una mujer recibió un golpe de consideración en la cabeza. Tres detenidos. En San Benito, un joven muere apuñalado en una reyerta y una explosión en San Juan de Dios por escape de gas deja en la UCI a una mujer.

2018 arranca con otra tragedia: una mujer muere por el humo del incendio del piso de abajo y tres bomberos tuvieron que ser atendidos en el hospital tras intentar salvarla. La meningitis planea sobre la ciudad y la droga no deja de estar presente: ya en 2019, operación en las ‘casitas bajas’ para desmantelar una trama con tres detenidos. En San Telmo, detenido por matar a su tía de 77 años y un guardia de seguridad es tiroteado y apuñalado delante de su casa. En abril muere Fermín Cabezas, guardia civil jerezano, cuando perseguía a un narco en la A-7, localizando Guardia Civil y Policía Nacional al traficante y su cómplice en Las Pachecas.

Raquel Barrera, Juana López o Miriam Tamayo, algunas de las víctimas de la violencia de género

Los okupas atemorizan a los vecinos en la Barriada España y tres trabajadoras de un centro de menores son detenidas por expulsar a los internos conflictivos. Un hombre muere al precipitarse desde un ático cuando trabajaba sin arnés de seguridad y se conoce que un hombre convive con el cadáver de su padre 33 horas después de matarlo tras okupar la vivienda donde perpetró el crímen dos años antes.

Más crónica negra: un individuo raja el cuello a otro joven en una discoteca en plena madrugada y otro accidente laboral se cobra la vida de un trabajador en la Azucarera de El Portal.

En 2020 se produce un atraco con rehenes en Puertas del Sur, dos delincuentes profesionales italianos se entregan tras ser rodeados por la policía y en un trágico accidente de tráfico mueren dos jóvenes en La Ina.

Más sangre: un hombre muere apuñalado a plena luz del día en un parque de La Asunción y un joven fallece tras ser apuñalado en plena calle Nuño de Cañas.

Al año siguiente, Agustín Cárdenas, guardia civil jerezano, muere atropellado por un coche dado a la fuga. El conductor dio positivo en cocaía y huía de un control a 180 km/h.

2022 es el año de los graves incendios en la zona este que mantuvieron en jaque a la ciudad durante tres días; la AP-4 y la autovía se cortaron al tráfico y hubo desalojos en Lomopardo, El Serrallo, el Monasterio de La Cartuja y La Teja. A día de hoy todavía no se ha hecho público el origen del incendio y si fue intencionado...

En julio de 2022 un incendio desatado en Lomopardo llegó hasta Jerez, obligando al desalojo de viviendas y manteniendo en jaque a la ciudad durante tres días. En julio de 2022 un incendio desatado en Lomopardo llegó hasta Jerez, obligando al desalojo de viviendas y manteniendo en jaque a la ciudad durante tres días.

En julio de 2022 un incendio desatado en Lomopardo llegó hasta Jerez, obligando al desalojo de viviendas y manteniendo en jaque a la ciudad durante tres días. / Miguel Ángel González

Un autobús urbano se empotró contra el Gallo Azul al perder los frenos cuando estaba estacionado en Esteve y las operaciones antidroga se suceden, como en San Benito y la que se salda con la detención de dos matriarcas de un clan y otra en la que se detiene al líder de una banda de narcos con helicópteros. En la calle Menorca, frente al colegio Montealegre, se producen varios disparos que siembran la alarma en el colegio.

Más detenidos: el autor de un atropello múltiple a la salida de una discoteca y un individuo tras el hallazgo de una mujer muerta en un pozo.

En septiembre de 2023 Jerez abre todos los noticiarios por un menor que hiere con cuchillos a tres profesores y dos alumnos en el instituto Elena García Armada y en Santiago un joven resulta herido por dos disparos de bala en la calle Nueva.

Episodios de la crónica negra de la ciudad para no olvidar y con el deseo de que no vuelvan a repetirse.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios