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Federico Mantaras Ruiz-Berdejo — Administrador Diocesano de Asidonia-Jerez

“Prefiero trabajar en el anonimato más que en la primera línea”

  • El sacerdote responsable actualmente de la Diócesis de Asidonia-Jerez desgrana el momento actual de la Iglesia Local y avanza que posiblemente el próximo obispo sea “un sacerdote bien formado y de fuera de las diócesis de Jerez y Sevilla”

El  sacerdote Federico Mantaras fue elegido administrador diocesano el pasado mes de octubre de 2020.

El sacerdote Federico Mantaras fue elegido administrador diocesano el pasado mes de octubre de 2020. / Manuel Aranda (Jerez)

—Quisiera que el administrador diocesano hiciera un boceto de lo que es la Diócesis de Asidonia-Jerez.

—La Diócesis está expectante a que venga su pastor. Pero también se encuentra a pleno rendimiento. Trabajando y siguiendo la línea ya marcada. Las parroquias siguen trabajando, las delegaciones siguen con sus labores, las hermandades, las distintas asociaciones… En definitiva todo sigue su desarrollo. Afortunadamente, y gracias a  Dios, el coronavirus parece que se va calmando también. Así que vamos llegando, poco a poco, a la normalidad de siempre. Seguimos trabajando pero también estamos esperando. Yo creo que son las dos palabras claves. Trabajar y esperar a que cualquier día venga nuestro pastor.

—Explique en qué situación se encuentra la Diócesis actualmente mientras esperamos la llegada del nuevo obispo.

—Pues es una situación de no innovar. De no llevar a cabo nuevos proyectos. Cuando pase un año como administrador diocesano sí tendré la potestad de nombrar párrocos. Pero cuando sea estrictamente necesario. No se pueden hacer muchos cambios de forma injustificada. Esta labor la tendrá que llevar a cabo el obispo nuevo. Por tanto, la labor que llevamos adelante es mantener la línea de la Diócesis sin cosas extraordinarias.

—¿Hay en el bloc de notas apuntado algún cambio para cuando llegue ese año como administrador?

—Hay que tener en cuenta que se trata de cambios necesarios. Por ejemplo que un párroco se ponga enfermo y haya que sustituirlo o alguna vacante por jubilación. Entonces sí que hay que hacer cambios. Mientras tanto, se nombraría un administrador parroquial para estas posibles permutas.

Federico Mantaras en la entrevista concedida a Diario de Jerez. Federico Mantaras en la entrevista concedida a Diario de Jerez.

Federico Mantaras en la entrevista concedida a Diario de Jerez. / Manuel Aranda (Jerez)

—¿Cómo ha sido recibida su elección como administrador diocesano por parte del clero asidonense?

—Era previsible. Aquí somos pocos y yo había ocupado la vicaría general. Entonces se trataba de una elección muy fácil porque yo ya venía acompañando a don José Mazuelos en la línea que llevaba en la Diócesis así como en los trabajos que se estaban realizando. A nadie le sorprendió. He sentido el apoyo de todos y el respaldo. Gracias a Dios tenemos bastante unidad. Hay buen ambiente.

—¿Cómo se siente usted mejor, como administrador diocesano o como vicario general?

—Tenía menos trabajo como vicario general porque ahora sigo llevando la vicaría y las responsabilidades propias del administrador. Me refiero a las representaciones y presencia del obispo, con lo cual, se me multiplica el trabajo. Además se añade el que sigo siendo párroco. Por tanto tengo más trabajo. En cualquier caso debo de decir que antes me sentía mejor que ahora. Soy persona de estar más a gusto en un segundo plano. No me gustan los focos y estar ahí en la primera línea.

—Hay mucho trabajo de relaciones públicas.

—Efectivamente. Representación y demás labores que hacía el obispo y ahora tengo que hacer yo como representante de la Diócesis.

—¿Se mantiene usted en continuo contacto con la Nunciatura Española, con la Conferencia Episcopal y con los obispos del sur a la hora de hacer algún tipo de consulta?

—Pues la misma relación que tenía don José Mazuelos la tengo yo ahora. Represento en estos encuentros a la Diócesis. En cuanto a las dudas, pues podría hacerlo con algún obispo o con un sacerdote de la curia. Pero sí, en cualquier caso, podría hacer las consultas que considerara necesarias.

“La Diócesis de Asidonia-Jerez es un destino apetecible donde se puede trabajar muy bien”

—Parece que hay buena sintonía entre los obispos del sur.

—Sí, es cierto. Hay muy buena sintonía. Ahora que me ha tocado acudir a algún encuentro se nota que hay un mismo espíritu. Algunos se han tenido que suspender por la pandemia. Al igual que las asambleas en la Conferencia Episcopal. Ahora en abril tendremos otra reunión que esperemos que se pueda llevar a cabo presencialmente porque hemos mantenido comunicación online.

—¿Y cuál es el momento actual de la Diócesis dentro de esa espera en la que se encuentra?

—Pues yo pienso que muy buena. Aquí existe un buen ambiente muy importante que hay que resaltar. Es una Diócesis donde existe la comunión entre los distintos sectores. Hay un clero sano y un seminario floreciente con diecisiete seminaristas. Hay hermandades que trabajan bien y grupos y asociaciones que disfrutan de buena salud. El nuevo obispo va a encontrar una Diócesis activa, joven y pienso que es bonita para trabajar. No es excesivamente grande pero tampoco muy pequeña. Hay sierra, costa… existen parroquias que no son muy pequeñas que son más complicadas de llevar como ocurre en el norte de España donde hay parroquias con doscientas personas y el sacerdote tiene que llevar seis o siete a la vez pero con muy poca población. En fin, pienso que es una Diócesis donde se puede trabajar muy bien.

—¿Cuál ha sido el obstáculo más alto que ha tenido que sortear como administrador diocesano?

—Quizá el tener que tomar decisiones continuas en las distintas cuestiones que surgían. Yo antes como vicario general tenía que estudiar los problemas pero la última palabra la tenía el obispo. Ahora las decisiones las tengo que tomar yo y esto te deja intranquilo. En definitiva, en hacer un discernimiento más profundo y prolongado.

—¿Ha tenido que tomar decisiones de este tipo?

—Algunas sí. Aunque han sido pequeñas. Pero no por ser pequeñas dejan de estar en la cabeza. A los obispos siempre les llegan muchos problemas. Las cosas buenas no suelen presentarse. Siempre aparecen las cuestiones más problemáticas. Y en cierta manera ahora esas cuestiones me llegan a mí. Y te crean inquietud. También tengo que destacar que existe un equipo de gobierno que es el que también ayuda a la hora de tomar estas decisiones y hay que actuar en comunión. Sin embargo, la última palabra la tiene uno.

—Pasamos, si le parece, al apartado estrella: Cofradías. Las cuaresmas siempre vienen acompañadas de polémicas. Este año tan especial con la pandemia y las dificultades, el debate ha sido el de los traslados ¿Ha habido arbitrariedad a la hora de elegir estos traslados de una forma u otra?

—Hay un criterio general. Es necesario en algunas ocasiones ese traslado porque las sedes se quedan pequeñas para los cultos y era necesario un templo más amplio. Desde el Obispado siempre se ha dicho que traslados sí pero discretamente. Sin personas que pudieran crear aglomeraciones y sin publicidad para no fomentar esta circunstancia. No decíamos la forma de hacer el traslado pero sí muy discreto. La discreción se puede llevar a cabo en un medio de transporte o a una hora muy temprana si el Ayuntamiento lo permitía. Esa era la consigna. Eso ha sido todo.

—Por parte de la delegación ha trascendido que era el Ayuntamiento el que daba los permisos para poder a llevar a cabo estos traslados.

—Es que en estos traslados discretos algunas hermandades han considerado que meter a la imagen en una furgoneta no era lo más apropiado. Lo han solicitado al Ayuntamiento y se les ha dado el permiso. Y gracias a Dios no ha habido aglomeración de personas ni ningún problema.

—¿El procedimiento es primero el Obispado y después el Ayuntamiento?

—Lo primero ha sido la solicitud al Obispado de poder celebrar cultos en otro sitio y llevar a la imagen. Desde aquí se autoriza pero de manera discreta. Si ellos consideran que en lugar de llevar las imágenes en un vehículo lo quieren hacer en un traslado por la calle, entonces es el Ayuntamiento el que lo permite.

“Era necesario hacer traslados, pero desde el Obispado pedimos a las hermandades que se hiciera con discreción”

—¿Cómo ve usted a las hermandades?

—Pues lo primero que debo de decir es que para las hermandades se trata de un tiempo extraño porque lo propio de ellas es el culto en las calles y esto ahora es imposible. Sin embargo yo veo muy buena disposición y capacidad creativa de hacer otras cosas. Y las hermandades se han puesto a trabajar. Se ha hecho la exposición en los Claustros, la exposición de las imágenes en la calle Larga y Porvera. En fin, son cosas que permiten que la gente sepa que vamos a celebrar la Semana Santa. Y después lo templos. Que es lo fundamental. El tener las iglesias más tiempo abiertas en los días de Semana Santa y que las imágenes puedan estar expuestas. Todo esto también le va a dar mucha belleza y va a ser bonita. Gracias a Dios no va a tener nada que ver a la del año pasado. Además se podrá estar hasta la once de la noche. En definitiva, destaco la colaboración de todos para aceptar un tiempo tan complicado como este.

—Pero ha costado trabajo que algunos cofrades se enteraran de que era imposible luchar contra la realidad.

—Estamos en una situación muy especial. Todo lo que sea acumulación de personas no es posible. La Semana Santa en los templos era lo más sensato y lo más previsible.

—Los procesos electorales están paralizados ¿Se reanudarán pronto?

—Si la pandemia se va parando volveremos a abrirlos. Esperemos que todo vaya normalizándose y que se puedan reabrir.

—¿Alguna fecha para reabrir?

—Yo creo que a partir de Semana Santa se podrían reabrir. Eso siempre contando que la situación sanitaria sea mejor.

—¿Pertenece usted a alguna cofradía?

—A las Angustias. Toda la familia por parte de mi padre somos hermanos de las Angustias. Hemos estado siempre muy vinculados a esa hermandad.

—¿Qué perfil querría que tuviera el próximo obispo?

—Pues creo que será sacerdote. Un obispo auxiliar es más complicado porque no hay muchos en España. Así que sería más probable un sacerdote que fuera consagrado en la Catedral. No pienso que sea de Sevilla porque ya los dos anteriores han venido de allí. Supongo que tendrá unos cincuenta años y que estará bien formado teológicamente y con experiencia pastoral. Y que tenga entusiasmo por Cristo.

“A pesar de ser un Rey que lleva una corona de espinas, Cristo nos atrae a todos con ese Amor inmenso”

—¿Y podría ser de Jerez?

—Eso es más complicado. Pero por poder ser, podría. No hay nada que lo impida. Ya lo fue don Rafael aquí en Jerez.

—¿Podría ser usted?

—Pues Jerez tiene a un buen grupo de sacerdotes que están bien formados y si la Iglesia los necesita para ser obispos podrían ser muy buenos pastores.

—No habla de usted…

—Bueno yo haré lo que la Iglesia quiera. Personalmente no me veo como obispo y antes ya le comenté que a mí tampoco me gusta estar en la primera línea. Me gusta más el anonimato. Pero si la Iglesia me pide ese servicio lo haría. Lo que Dios me mande lo haré  con ilusión.

—¿Qué mensaje da en esta jornada del Domingo de Ramos el administrador diocesano al Pueblo de Dios?

—Que vivamos bien esta Semana Santa. Que volvamos a mirar a Jesucristo. Es curioso observar cómo el Rey del Universo no tiene una gran corona sino una de espinas, no tiene ropajes lujosos sino un sudario, no tiene un trono majestuoso sino que está en la cruz. Y sin embargo desde ahí nos atrae a todos, con ese amor inmenso de Dios hecho hombre que muere por nosotros. Que podamos mirar a Cristo y dejarnos atraer por Él.

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