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Jerez

Otras obras fruto de la devoción al jerez y "Si mil hijos tuviera…"

Otras obras fruto de la devoción al jerez y "Si mil hijos tuviera…"

Otras obras fruto de la devoción al jerez y "Si mil hijos tuviera…"

No sólo los autores y viajeros románticos, desde Alejandro Laborde y George Gordon Byron, tras visitar Jerez y las bodegas de Gordon por separado en 1809 mencionaron fervorosamente al jerez en sus libros. El primero escribió en uno de sus 12 volúmenes 'Viajes Descriptivos de España' : "Nada iguala el soberbio territorio de Jerez de la Frontera; es un jardín continuo, produce mucho trigo, sus vides dan un excelente y buscado vino" y el segundo: "Allí en Jerez bebí el famoso vino en su misma fuente…". Hasta Washington Irving escribió en 1828 en su estancia en El Puerto: "Dios quiera que pueda vivir todo el tiempo, para beber todo este vino y estar siempre tan alegre como pueda ponerme" y Richard Ford, en 1834 en su obra 'Libro de bolsillo para viajeros en España' dejó impreso: "Tras una discreta ingestión de jerez se comprende mejor la lectura de Horacio" o Víctor Hugo exclamó en Lucrecia de Borgia, acto III escena III: "Xérès es un ville de paradis"; y Alexandre Dumas, en 1846 : "El jerez, es símbolo de la alegría del espíritu español". Todos ellos amaron al jerez aquí. Como lo hizo, en el último cuarto del siglo XIX, Pedro Antonio de Alarcón: "En cada gota concentrado encierra, de cien generaciones el destino"; y al tiempo que consolándose de la pérdida de las colonias en 1899, escribió Gaspar Núñez de Arce:" ¡Oh generoso néctar jerezano! ¿Quien a tu blando halago se resiste?...

Ya a principios de siglo lo hizo don Benito Pérez Galdós: "Si Dios no hubiera hecho el jerez, cuán imperfecta sería su obra…". Y le seguirían dos doctores que escribieron. En 1948 lo hizo Fleming: "Si la penicilina cura a los enfermos, el jerez resucita a los muertos"; como lo haría Marañón, en la Cátedra del Vino de 1955: "Vino de jerez, obra maestra de la creación". Mientras, Warner Allen en Sherry & Port atribuye al autor de Jerez-Xérès-Scheris, a Manuel María González Gordon: "Una comida sin haber bebido una copa de jerez, es como un día que amanece sin sol". Al otro lado del océano escribía Pablo Neruda: "Y los toneles de jerez, catedrales en cuyos corazones gongorinos arde el topacio pálido de fuego". Y dejando en el tintero las varias citas de los más cercanos para mí - en el tiempo y en el entorno- como fueron José María Pemán y Pemartín y Julián Pemartín- de la segunda mitad del siglo pasado recordaré la mención al jerez en la poesía de los certámenes literarios de la Fiesta de la Vendimia del Sherry de Antonio Milla, Tejada, Barbadillo, Valencia, Ríos Ruiz, Montero Galvache, Gilabert, Ginés de Alvareda, León Manjón y Fernández García Figueras. Son - en la literatura- todos los que están, mas no están todos los que son.

Sin embargo, un grupo de amigos y autores de obras jerezanas y articulistas - quince es el número exacto que congregó Lorenzo Díez- se ha conjurado alrededor de una copa de jerez para ir mucho más atrás en los siglos y tomar - haciendo suyas y de todos quienes quieran seguirles en hermandad- como lema las frases gloriosas que Shakespeare puso en labios de su personaje Falstaff, en la obra Enrique IV : "Si mil hijos tuviera…", un libro editado por E. Nido de Ratones. Patrocinada su publicación Banca March y su 'Vini Catena'. La obra dedicada al jerez se presentará en un acto copatrocinado por el Consejo Regulador del Jerez y la Manzanilla el próximo jueves 22 en el Museo del Enganche, de la calle Pizarro. El contenido y variedad del trato fervoroso al jerez y a su marco de elaboración, no habrá de dejar indiferentes a propios y ajenos. ¡Por Falstaff que así será!.

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