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El Rebusco

Con la letra X de Xérès

  • La ‘didáctica’ de los vinos de Jerez

  • Alfabetos ilustrados franceses de los siglos XIX y XX

Bota y botellas de jerez para una litografia de Child Entertainment Alphabet, c. 1890.

Bota y botellas de jerez para una litografia de Child Entertainment Alphabet, c. 1890.

NUESTRA acostumbrada manera de ‘rebuscar’ por aquellas parcelas poco trilladas de los vinos del Marco del jerez sigue deparándonos agradables sorpresas. Cuando ya parecía que los asuntos estaban agotados surgen pistas que nos llevan a descubrir aspectos poco, o nada, tratados por los investigadores.

Este es el caso de los llamados alfabetos o abecedarios ilustrados publicados en Francia en la segunda mitad del XIX. Publicaciones didácticas para la enseñanza del alfabeto, cuyas letras iban acompañadas de ilustraciones, la mayoría a color, para hacerlo más atractivo al público infantil al que iba destinado.

Lo curioso del caso es que cuando llegamos a la letra X, casi todos optan por mostrar una referencia al vino de Jerez, en francés Xérès. Esto solía hacerse con botellas etiquetadas indicando su origen, o bien una bota; en otros casos la propia ciudad como paisaje, o mostrando a sus habitantes.

Foto estereoscópica del Alfabeto de costumbres, c. 1859. Foto estereoscópica del Alfabeto de costumbres, c. 1859.

Foto estereoscópica del Alfabeto de costumbres, c. 1859.

Tales son los casos del estilizado casco de bota dibujado en 1970 por el artista de la vanguardia Man Ray para el Alphabet pour adultes; o la variante con foto estereoscópica editada por Furne-Tournier, hacia 1859, para su serie Alphabet des costumes (Xérès, habitants).

Lo más sorprendente de todo es cómo se muestran a menores saboreándolo, o con intención de beberlo. Algo impensable en nuestros días.

Este tipo de publicaciones fueron abundantes y variadas, lo que nos ha obligado, lamentablemente, a seleccionar el número de imágenes en este nuevo artículo.

Este recurso gráfico por parte de los ilustradores franceses, poco dados al consumo de nuestros vinos, estaría influenciado por la fama internacional del jerez como la difusión que de esta parte de Andalucía hicieron los viajeros galos durante todo el siglo XIX, tales como Théophile Gautier o Pierre Louys, o el mismo Gustave Doré.

Jóvenes llevando una botella de jerez en procesión, en el Alphabet de Phosphatine Falieres. Jóvenes llevando una botella de jerez en procesión, en el Alphabet de Phosphatine Falieres.

Jóvenes llevando una botella de jerez en procesión, en el Alphabet de Phosphatine Falieres.

Las primeras letras

Los abecedarios eran libros de uso cotidiano para los que comenzaban a leer, conteniendo las letras del alfabeto.

Estas cartillas ilustradas eran continuadoras del modelo heredado del Antiguo Régimen, que se mantuvo a lo largo del siglo XIX. La cartilla se beneficiaría del gran crecimiento del mercado de los libros infantiles y escolares, posibilitado por el vasto movimiento de alfabetización que vino a completar las leyes Ferry en la década de 1880, lo que le valió a su vez una gran aceptación en todos los hogares.

El abecedario, con un valor simbólico añadido, marcaba el paso de la infancia a la edad de la razón y a la cultura escrita y, por lo tanto, lleno de indicaciones de los valores que la sociedad pretende inculcar en la próxima generación. No solo se ofrecía una introducción a la lectura sino un verdadero aprendizaje de la vida en sociedad.

La mayor colección de este tipo de publicaciones se encuentra en los fondos de la Biblioteca Nacional de Francia.

Muchacho portando una botella de Xérès, del Alphabet des Jeux, c. 1890. Muchacho portando una botella de Xérès, del Alphabet des Jeux, c. 1890.

Muchacho portando una botella de Xérès, del Alphabet des Jeux, c. 1890.

Estudios

Los investigadores franceses han dedicado especial atención al estudio de este tipo de material pedagógico. En este terreno destaca la historiadora del arte Sengolene Le Men con su libro, ya clásico, ‘Les abecedaires française ilustrés’ (Promodis, 1984), basado en su tesis doctoral.

Le Men consultó unos 700 títulos de este tipo de libros y folletos publicados en el siglo XIX, estableciendo una tipología de cartillas divididas en siete categorías, según el formato, el número de páginas, las ilustraciones, su técnica, el nivel de aprendizaje de la lectura y la presencia de lecturas seguidas.

Sengolene destaca el papel de editor, verdadero creador de la obra, quedando en un segundo plano los autores e ilustradores, por lo que distingue tres tipos de alfabetos ilustrados, destinados tanto a divertir como a instruir a los más jóvenes: el más raro cuya letra no tiene conexión con una serie de imágenes vecinas; los más numerosos compuestos por páginas donde se yuxtaponen una letra, una imagen y una palabra; una tercera fórmula superpone la letra y la imagen evocada, sobresaliendo por sus espíritu, su variedad y la riqueza de sus cromolitografías.

Xérès, oh, quel bon vin, Grand Alphabet Card, c.1850. Xérès, oh, quel bon vin, Grand Alphabet Card, c.1850.

Xérès, oh, quel bon vin, Grand Alphabet Card, c.1850.

Sin embargo, destacados ilustradores y dibujantes firmaron algunas de estas populares ediciones, continuadores de la obra de Comenio, Orbis Sensalium Pictus (1630), donde se representaba el universo en pequeños grabados.

Otros títulos que habría que mencionar serían el de Jean Duvallon, ‘Les abecedaires: mots et merveilles’ (De Borée, 2010), y el de Marie Pierre Bonnardot Litaudon, ‘Les abecedaires de l´enfance’ (Press Universitaires de Rennes, 2014).

Ilustración de Edouard Devambez para el Alphabet de la Phosfatine. Ilustración de Edouard Devambez para el Alphabet de la Phosfatine.

Ilustración de Edouard Devambez para el Alphabet de la Phosfatine.

Con la letra X de Xérès

Ya hemos comentado que los franceses no son muy proclives a los vinos de esta zona. Es complicado competir con sus reputados vinos tintos y blancos, entre ellos el espumoso champán, que producen en cantidad y calidad.

De esta forma podremos entender el comienzo del artículo publicado por la historiadora Simon Lignon-Darmaillac en Annales de Géographie, ‘Le marché du Xérès en France’ (2000): ‘Grand pays vinicole, la France ignore les vins de Xérès’.

Cromo de joven elegante con copa y botella de Xérès. Cromo de joven elegante con copa y botella de Xérès.

Cromo de joven elegante con copa y botella de Xérès.

La gran expansión que vivió el jerez durante el siglo XIX, sherry para los ingleses, y xérès para nuestros vecinos del norte, hizo que se asomara a la mesa de importantes personalidades de la política, la cultura y la alta sociedad francesa.

Lo encontramos mencionado en varias ocasiones, y de forma laudatoria, en la novela de Alejandro Dumas, El conde de Montecristo (1844); como también en los libros de viaje de aquellos que pasaron por nuestra ciudad y probaron los vinos, que no fueron pocos.

Importantes bodegueros jerezanos con raíces francesas fueron claves en la expansión del jerez, tal como lo cuenta la académica Fátima Ruiz de Lassaletta. El apellido de ella delata su origen.

Jerezanos en el Alphabet geographique de Guerin-Muller et Cie., París, 1880. Jerezanos en el Alphabet geographique de Guerin-Muller et Cie., París, 1880.

Jerezanos en el Alphabet geographique de Guerin-Muller et Cie., París, 1880.

Cabría pensar que todos estos factores pudieron influir positivamente en la creación de ese imaginario colectivo en Francia, en torno a la fama internacional de jerez, tal como se evidencia en esa manifestación escrita y gráfica de los abecedarios ilustrados franceses.

La abundante documentación consultada al respecto lo confirma, abarcando un periodo comprendido entre 1850 y 1920.

Tanto en fotos, como la arriba comenta, como en cartillas y tarjetas postales, la representación del vino jerezano es recurrente. Muestran unas claves merecedoras de un análisis más detallado.

Postal cromolitográfica, preparado de Xérès, por Aubry. Postal cromolitográfica, preparado de Xérès, por Aubry.

Postal cromolitográfica, preparado de Xérès, por Aubry.

Para la ocasión hemos elegido doce de estos dibujos, la mayoría coloreados.

La postal cromolitográfica del preparado de jerez con aceite de ricino recomendaba este preparado a personas con estómagos delicados, era la número 728 de la serie impresa por Aubry, en París.

Seguimos con la creada por Edouard Devambez (1844-1923) para el Alphabet de la Phosfatine, dos barriles de Jerez, uno de ellos grabado en el frontal el año 1847 y apoyado en un soporte en forma de X. Se imprimió por Chassaing et Cie. en París, como casi todas ellas.

Cromolitografía del Alphabet recreatif, c. 1920. Cromolitografía del Alphabet recreatif, c. 1920.

Cromolitografía del Alphabet recreatif, c. 1920.

En otra, de nuevo una bota donde se indica el año 1720, junto a dos botellas de jerez etiquetadas, para una litografía del Child Entertainment Alphabet, alrededor de 1890.Los personajes infantiles aparecen en cuatro de ellas: la ilustración del Recreative Alphabet, hacia1880, con joven bebiendo de una botella de jerez, la del Alphabet des Jeux, alrededor de 1890, la del Alphabet of Phosphatine Falieres, producto del farmacéutico Pierre Emile Falieres (1833-1890), y un cromo de un jovencito elegantemente vestido con copa y botella de jerez.

En el Alphabet geographique, de Guerin-Muller et Cie., c. 1880, se explica que lo que vemos es una escena de un grupo de personas de Jerez, una ‘Ville d’Espagne renommee pour son vin’.

Joven bebiendo jerez en Recreative Alphabet, c.1880. Joven bebiendo jerez en Recreative Alphabet, c.1880.

Joven bebiendo jerez en Recreative Alphabet, c.1880.

El ejemplar Grand Alphaber Card, circa 1850, son dos hombres, uno con apariencia de cocinero y el otro vestido a la andaluza con chaquetilla corta, los que exclaman: ‘Xérès, oh, quel bon vin’.

Finalmente, otra cromolitografía, una botella etiquetada y un racimo de uvas enmarcados en un círculo, publicada entorno a 1920 para el Alphabet recreatif.

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