We are on the edge | Crítica de Jazz

Una experiencia vital

  • El Art Ensemble of Chicago, una de las formaciones multiculturales más decisivas de la crónica del jazz, celebra sus 50 años de Gran Música Negra

The Art Ensemble of Chicago en su concierto conmemorativo.

The Art Ensemble of Chicago en su concierto conmemorativo. / Barbara Barefield

Paul Steinbeck lo resumió con una sentencia recogida en su biografía Message to Our Folks (2017):"Después del Art Ensemble of Chicago (AEOC) la música experimental nunca volvería a ser la misma". Combinando el análisis musical y la investigación histórica, el profesor de música de la Washington University en San Luis subrayó de esta manera el determinante rol jugado por el grupo norteamericano a través de una discografía que se acerca a los setenta títulos y de incontables actuaciones. Evidencias que pusieron de manifiesto una vocación multicultural que desbordó las etiquetas para, en palabras de su integrante el trompetista Lester Bowie (1941-99), crear "una verdadera música mundial".

El saxofonista Roscoe Mitchell (1940) había bautizado a su grupo como Art Ensemble en un concierto celebrado en el Harper Theater de Chicago el 3 de diciembre de 1966. El nombre fue usado luego en repetidas ocasiones hasta que, en junio de 1969, la formación integrada por Mitchell, Bowie, Shaku Joseph Jarman (1937-2019) y Malachi Favors Maghostut (1927-2004) fue bautizada definitivamente por el promotor de su primer concierto en París como The Art Ensemble of Chicago.

Desde aquellos directos y grabaciones francesas, el grupo enarboló la etiqueta Great Black Music con la que pretendía abarcar -en palabras del propio Mitchell- "toda la historia de la gente africana procedente de la diáspora". En ella se sintetizaba el legado improvisador de Ornette Coleman, John Coltrane, Cecil Taylor o Albert Ayler, fijando como marco conceptual a la Association for the Advancement of Creative Musicians (AACM) creada en Chicago en 1965 por Muhal Richard Abrams y Phil Cohran. Pero su noción iba más allá de la mera pesquisa musical, uniendo sincretismo estilístico a una profunda espiritualidad y a una corrosiva conciencia social y política que apostaba por un modelo que combinaba prácticas de cooperación con una autonomía personal.

Todo ello se plasmaba en una gran celebración tribal y colorista no exenta de humor que incluía las pinturas faciales del percusionista Famoudou Don Moye (incorporado en 1970), Mitchell y Jarman o la bata blanca de Bowie. No solo música. Más bien, una experiencia vital.

Medio siglo después de aquella irrupción, con la muerte de Jarman aún fresca en la memoria y con Mitchell y Moye como únicos supervivientes, We Are On The Edge: A 50th Anniversary Celebration (PI Recordings / Distrijazz; 2019) conmemora vida y obra del grupo de la mano de un doble disco que atiende a los dos escenarios cruciales de su itinerario, el estudio y el directo, la precisión y la improvisación.

Una importante nómina de invitados se suma al tándem protagonista para aportar su propio vocabulario, incorporando un relevante bagaje femenino del que forman parte las cuerdas de Tomeka Reid, Jean Cook o Silvia Bolognesi, las voces de Camae Ayewa y Christina Wheeler o las flautas de Nicole Mitchell.

Ilustres invitados al concierto del medio siglo. Ilustres invitados al concierto del medio siglo.

Ilustres invitados al concierto del medio siglo. / Barbara Barefield

Las trompetas de Hugh Ragin o Fred Berry, el contrabajo de Junius Paul, las percusiones africanas de Dudú Kouaté y Enoch Williamson o la dirección de Stephen Rush ultiman una estructura orquestal que repasa en ambos contextos y con solvente lectura algunos de los hitos del grupo como Chi-Congo, Mama Koko o Tutankhamun.

De la austeridad del estudio a la efervescencia del directo (registrados ambos en octubre de 2018 en Ann Harbor, Michigan), el espíritu del Art Ensemble of Chicago resurge de la mano de una conmemoración compartida e intergeneracional que no desmerece en absoluto su fabuloso pasado. Vuelve a tomar sentido aquella cita del crítico Nat Hentoff en la que afirmaba que "el Art Ensemble está en la historia del jazz por haber realizado la regresión conceptual a unos tiempos remotos en los que no existía el jazz, mientras avanzan hacia un espacio ubicado más allá del futuro". Nada nuevo, por cierto: el grupo ya se había encargado de proclamarlo en su lema Ancient to the Future. Gracias a ellos, la Gran Música Negra sigue hoy palpitando.

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