La séptima prueba puntuable del Campeonato del Mundo de MotoGP se ha celebrado este fin de semana en el histórico circuito francés de Le Mans, que ha vibrado con las victorias de los españoles Jaume Masiá y Augusto Fernández en Moto3 y Moto2 y la de Enea Bastianini en MotoGP, donde el piloto local Fabio Quartararo sólo ha podido ser cuarto.

Quizá por el tirón del Diablo, actual campeón del mundo, el trazado francés ha acogido a más de cien mil personas en el evento deportivo que más público ha congregado en el país vecino. Según la organización de la prueba, han sido 110.003 los espectadores que han abarrotado las gradas del mítico trazado este domingo y 225.000 en el total del fin de semana.

Todas las tribunas vendidas en el trazado francés.

En la página web de Le Mans se habían vendido todas las entradas de las distintas Tribunas del circuito y sólo quedaban los billetes para los tres días de Gran Premio en las zonas de pelousse, a un precio de 88 euros, o el pase único para el domingo de carreras, con un coste de 73 euros, con la ventaja de que los menores de 15 años acompañados por un adulto entran gratis al Gran Premio. Los aficionados tienen además acceso a la zona de acampada –dentro del trazado–, a los 'stands' que no tengan asientos reservados, a los encuentros con los pilotos que se realizan el viernes y el sábado por la tarde y también a los conciertos de música nocturnos.

Estos datos de asistencia contrastan enormemente con el público que acudió al pasado Gran Premio de España celebrado en el Circuito de Jerez, cuya cifra oficial del domingo de carreras fue de 58.132 espectadores, es decir, casi 52.000 personas menos que en Le Mans.

Aleix Espargaró, Bastianini y Miller en el podio de Le Mans.

La de Jerez fue la peor entrada desde que se tienen registrados los datos –la anterior fueron los 63.350 de 2016– y llamó poderosamente la atención los huecos vacíos en gradas que tradicionalmente se llenan, como la de recta principal de meta, así como otras que también presentaban claros.