Los 300 refugiados africanos acampados en una plaza de Hamburgo desde hace seis semanas -y que traen de cabeza a las autoridades de Asuntos Sociales de la ciudad alemana- habrían recibido dinero del Gobierno italiano para abandonar el país y seguir su viaje rumbo a Alemania.

Según una carta del Ministerio alemán de Interior y dirigida a las oficinas de Extranjería de los gobiernos federados de los Länder, hay constancia de que este grupo de hombres y mujeres procedentes de Libia, Ghana y Togo cobraron la cantidad de 500 euros y fueron "alentados deliberadamente" por las autoridades italianas a viajar a Alemania.

Las autoridades alemanas sospechan además que este grupo es sólo una parte de los miles de refugiados que han ido llegando a Hamburgo en los últimos meses por este mismo procedimiento y señalan que el traslado ha sido posible gracias a la ausencia de burocracia y a la porosidad que caracteriza a las fronteras Schengen.

El plazo de permanencia sin el debido permiso de residencia, sin embargo, expira en el espacio Schengen después de tres meses (tratándose de originarios de terceros países), por lo que las autoridades de Hamburgo, además de preocuparse a toda prisa por atender las necesidades básicas de estas personas, están tramitando las órdenes de expulsión para que estén listas llegada esa fecha.

Ninguno de los refugiados conocía esta parte de la legislación europea. El responsable de Asuntos Sociales de Hamburgo, Detlef Scheele, emitió un comunicado en el que explica que los refugiados carecen de permiso de trabajo y de documentos que les permitan solicitar alojamiento, empleo o asistencia social en Alemania, de forma que son considerados un problema de tipo humanitario y se recomienda su extradición cuanto antes a sus países de origen, una opción que todos ellos rechazan de entrada.

"Les estamos proporcionando agua, comida y mantas, pero sería irresponsable despertar en ellos falsas expectativas. La única opción es el viaje de regreso", señaló el político socialdemócrata. También se ha barajado la posibilidad de intentar devolverlos a Italia. "Aquí, a diferencia que en Italia, carecen de posibilidades de trabajar legalmente", advirtió Scheele.

La petición de asilo en Alemania lleva meses de burocracia y, mientras tanto, no hay infraestructura suficiente en Hamburgo para albergar a cientos de personas.