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Iowa abre las primarias en EEUU

  • Los 'caucus' se ponen en marcha en este estado campesino del Medio Oeste, que se ha dotado de gran valor simbólico en la carrera hacia la Casa Blanca.

El estado de Iowa abre la contienda de primarias para las Presidenciales de EEUU. Con menos de 400.000 electores, Iowa no es más que un test. Los republicanos enviarán desde Iowa a 30 delegados a su congreso en Cleveland, los demócratas 44 a su congreso en Filadelfia. Sólo una gota en el mar comparada con los miles de delegados que saldrán elegidos de las primarias. Pero las primarias de Iowa tienen un simbolismo mítico que influye en la psicología de la campaña electoral: Jimmy Carter y Barack Obama allanaron su camino a la Casa Blanca con sorpresivas victorias en este estado campesino. Desde hace varias décadas, ninguno de los candidatos que finalizó al menos en tercer lugar en Iowa se convirtió en presidente de EEUU.

Con casi un 90% de blancos, este estado del Medio Oeste se ha convertido en un laboratorio político para todo aquel con ambiciones de alcanzar la Casa Blanca, algo que pone a los hispanos en uno de los mejores exámenes de práctica de democracia estadounidense. El objetivo es que, en un estado con dos millones de votantes registrados, 10.000 latinos con derecho al sufragio participen, muchos por primera vez, en el complejo proceso del caucus (asambleas populares participativas), cuya mecánica puede resultar extraña hasta al más ducho en cuestiones de participación política.

"Falta aún organización, que se aglutine y se movilice a los latinos para que se nos tenga más en cuenta", explica a Efe José Zacarías, ex concejal hispano de West Liberty, la primera localidad de Iowa que ha pasado a tener mayoría de población hispana.

Hoy por hoy, los hispanos sólo representan el 5,7 %, muchos de los cuales están aún sin capacidad de voto o inactivos políticamente, por lo que son ignorados en la mayoría de los casos por los innumerables eventos que se llevan organizando desde hace meses en los 28 condados del estado.

El sistema electoral estadounidense con sus caucus (asambleas electivas) obliga a los candidatos a conectar con las bases, y a fondo. A los habitantes de Iowa este proceso les encanta. En los bares y círculos religiosos se discute y se especula vehementemente. ¿Quién podría ser el candidato o la candidata adecuada?

Donald Trump insufla el patriotismo a veteranos de guerra y más tarde se deja fotografiar, de forma provocadora, en un pueblo llamado Clinton. Ted Cruz, el senador ultraconservador de Texas con su corte de pelo al estilo del marshall Matt Dillon, seduce a los evangelistas fundamentalistas, un sector muy importante en Iowa. Hillary Clinton intenta atraer a madres y trabajadores y al mismo tiempo hace campaña a favor de una energía más limpia. Y Bernie Sanders, el único aspirante izquierdista, de 74 años, causa revuelo en el mundo estudiantil con su estrategia anti WallStreet.

Decenas de miles de personas llegan a los mítines del "socialista democrático", tal como gusta de llamarse a sí mismo el senador del estado nororiental de Vermont Bernie Sanders. Hillary Clinton llena en Iowa gimnasios, pero Sanders llena estadios. "Aquí se trata de una revolución política", exclama. Miles de personas congregadas en el estadio deportivo de la Universidad de Iowa en Iowa City dan gritos de júbilo y alzan los letreros de cartón azules con el lema A future to believe in (Un futuro en el que se puede creer).

Si Sanders logra traducir su popularidad en apoyos electorales, Hillary Clinton, la gran favorita entre los candidatos demócratas, podría sufrir hoy una derrota tan dolorosa como inesperada. Los medios estadounidenses recuerdan el efecto Obama de 2008. "Si muchos van a votar, ganaremos", asegura Sanders haciéndose eco de lo que opinan los institutos demoscópicos. "Muchos" serían más de 200.000 de los tres millones de habitantes del estado.

Entre los republicanos, Trump se enzarzó en Iowa en una lucha igual de tenaz con Ted Cruz. Ninguno de los dos goza de muchos apoyos en la cúpula directiva del partido. Varios republicanos influyentes han lanzado una campaña con el objetivo de impedir una candidatura presidencial de Trump, el magnate que quiere prohibir la entrada en EEUU a los musulmanes.

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