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Provincia de Cádiz

Frontela descarta que la esposa del enfermero muriese envenenada

  • La defensa de Iván Ramírez, el ubriqueño acusado de asesinar a Laura Aróstegui, aporta al caso un informe médico que sostiene que la mujer falleció a causa de una enfermedad y no intoxicada

Dos especialistas en medicina legal y forense, los catedráticos Luis Frontela y Carlos Pérez-Aguas, sostienen que Laura Aróstegui falleció a causa de una enfermedad que no fue detectada y no tras ser envenenada por su esposo, el enfermero ubriqueño Iván Ramírez, como mantiene la Fiscalía. El fiscal acusa a Ramírez de asesinato y solicita para él 25 años de prisión. Frontela y Pérez-Aguas firman un informe encargado por la defensa del procesado en el que descartan un fallecimiento por intoxicación y también que haya sospecha alguna de homicidio. "Fue una muerte natural", afirman ambos en un documento de 133 páginas en el que aseguran que los médicos forenses que dictaminaron una intoxicación cometieron varios errores.     

Los dos peritos de la defensa estiman que Laura Aróstegui falleció a causa de la enfermedad de almacenamiento de glucógeno (GSD) y solicitan que sean realizados varios estudios para clasificarla, ente ellos uno del hígado del cadáver. "Hay que ponerle apellidos" a esa enfermedad, plantean los dos especialistas. Esto es, determinar a qué tipo pertenece de entre los varios  que existen.

Laura Aróstegui falleció el 11 de julio de 2010 en el hospital Universitario Insular de Gran Canaria. El matrimonio residía en Telde. Iván Ramírez trabajaba como enfermero en el centro hospitalario en el que murió su esposa; y ella también era enfermera y estaba empleada en el hospital Doctor Negrín. Un jurado juzgará dentro de unos meses al procesado, que permanece en prisión desde pocos días después del fallecimiento. El fiscal sostiene en su escrito de calificación provisional que Ramírez tenía amplios conocimientos de los tratamientos y del manejo y de los efectos de los medicamentos que se usaban en los departamentos hospitalarios en los que había estado.

Según esta versión,  en julio de 2010, Iván Ramírez, agobiado por las deudas y las discusiones frecuentes que mantenía con su esposa, decidió acabar con su vida. Para ello, dice el fiscal, decidió emplear sus conocimientos de medicina para lograr que ni Laura ni los médicos que iban a atenderla se diesen cuenta. Y con la finalidad de disminuir sus defensas, "de modo que se ignora", el acusado le fue suministrando a su esposa talio, un metal pesado cuya ingesta resulta muy dañina para el ser humano. El talio, indica el escrito de acusación, empezó a provocar en la mujer dolores musculares, pérdida de pelo, vértigo y cansancio generalizado que ella atribuía al estrés o a la falta de vitaminas. Tras varios ingresos hospitalarios, la mujer falleció. La causa, según el fiscal: una poliintoxicación por diferentes sustancias.

El informe de Frontela y Pérez-Aguas explica que todos los fármacos detectados por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses en las muestras de Laura, tanto las tomadas cuando estaba viva como las de la autopsia, "habían sido prescritos por los médicos" que asistían a la enferma y que "las cantidades detectadas lo eran por administración terapéutica y no tóxicas".

Los peritos de la defensa, representada por el abogado José Álvarez, afirman que el informe provisional de autopsia comete un error al indicar que existe la sospecha de intoxicación por varios tóxicos y medicamentos, entre ellos el talio.  "La paciente", aseguran, "no presentaba ninguna sintomatología debida a la intoxicación por talio y los resultados de los análisis toxicológicos arrojaban niveles de talio no tóxicos".

Laura Aróstegui "no falleció por causa tóxica, no hubo intoxicación ni envenenamiento, ya que los síntomas que padeció no correspondían con los que se originan por intoxicación por cualquier fármaco o tóxico", señala el informe pericial de la defensa. Y agrega: "No participó una tercera persona en la administración de medicamentos porque todos los hallados en los análisis toxicológicos fueron prescritos por los médicos".

Sin huellas ni signos del talio

El informe de los peritos de la defensa explica que las alopecias que presentaba el cadáver de Laura Aróstegui se denominan alopecia aerata y que no tienen "nada que ver" con las producidas en la intoxicación por talio porque al ser un tóxico sistémico, la alopecia "tenía que haber sido total" y ni siquiera tendría que haber tenido pelos en la cara. Es "lo contrario de lo que presentaba Laura, ya que los médicos forenses describen moderado hirsutismo en región facial bilateral", señalan Luis Frontela y Carlos Pérez-Aguas. Un signo característico de la alopecia producida por el talio, agregan, es que radica en la parte externa de las cejas y acompañada de signos neurológicos. La fallecida, afirman, "ni tenía esa alopecia ni signos neurológicos".

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