La casa de los horrores estaba en Chiclana
Drogaban y robaban a los ancianos | Cádiz
Detenida una pareja de germano-cubanos que 'limpiaba' los ahorros de ancianos extranjeros. Sospechan que uno de ellos pudo haber sido asesinado. Su botín ascendió a casi dos millones de euros
La muerte aparentemente natural en Chiclana de María Babes, una alemana de 101 años, destapó hace un año el sensacional 'negocio' que una pareja de germano-cubanos, Estrella y Markus, tenían como supuestos cuidadores de ancianos extranjeros solitarios. Que se sepa, cuatro de ellos habían caído en sus redes y el botín no había sido pequeño: 1.800.000 euros. La Guardia Civil dio a conocer ayer los hechos.
Todo empezó con una alerta de la Interpol, procedente de la policía alemana de Frankfurt am Main, que había recibido la denuncia de una alemana residente en Tenerife. Sospechaba de la pareja de antiguos cuidadores de una residencia de ancianos en Tenerife y que se habían llevado a Cádiz a una anciana con la que ella tenía una relación de amistad. Esta anciana era María Babes.
Ahí se inician las pesquisas de la Guardia Civil de Cádiz dentro del marco de la operación que se bautizará como Teydea. Las investigaciones de los guardias civiles permitieron localizar a María en la residencia de mayores Novo Sancti Petri de Chiclana, donde llegó tras pasar por varios hospitales debido a una situación grave de salud, que según los informes médicos estaba a punto de acabar con su vida, pero cuando fueron a rescatar a María Babes de la influencia de Markus y Estrella ya estará muerta e incinerada.
La Guardia Civil tiene serias sospechas de que pudo haber sido asesinada. Pero no hay autopsia que lo pueda confirmar. Estrella y Markus se encargaron, según todos los indicios, de que su cuerpo fuera quemado lo antes posible en el crematorio de la Mancomunidad.
Silvestre y Elisabeth
Sin embargo, dar con María servirá para rescatar a otros dos, Silvestre, alemán, y Elisabeth, holandesa, a los que 'cuidaban' en un chalé de Chiclana. Elisabeth, una mujer impedida de poco más de 70 años, les había sido muy útil, ya que con ella habían suplantado la identidad de María ante notario para quedarse con una de sus propiedades. La pareja que presuntamente había montado esta estafa conocía bien algunas de las facilidades del sistema. Los pasaportes a determinada edad no se renuevan y, al parecer, no fue tan difícil hacer pasar a una anciana por la otra, “pero hay que tener mucha sangre fría para ir a un notario con otra persona”.
Cuando se avanzó en la investigación, los agentes se extrañaron de que María, que había alternado episodios de enfermedad con otros de lucidez durante su estancia en Cádiz, hubiera participado en dos protocolos notariales, en el que primero otorgaba un poder notarial absoluto a favor de sus cuidadores y luego los nombraba sus herederos.
Estos hechos fueron negados por María cuando los agentes se entrevistaron con ella en la residencia Novo Sancti Petri, a donde había llegado tras una estancia en el Clínico de Puerto Real y ser conocido su caso por los servicios sociales. Por entonces, Estrella y Markus no la podían controlar.
Una suplantadora
María mejoró notablemente su estado en cuanto llegó a la residencia y los agentes fueron autorizados para charlar con ella. Y María tenía razón en negar que hubiera firmado absolutamente nada sobre sus propiedades porque quien había firmado esos poderes no era ella, sino Elisabeth. El propio notario, en reconocimientos posteriores de la investigación admitió que había caído en el engaño, que Elisabeth, treinta años menor, no era María.
La Guardia Civil ha apuntado que en el mes de octubre de 2017 mantenía un saldo de más de 162.000 euros y tras la aparición en su vida de esta pareja, a mediados de diciembre de 2017, apenas llegaba a 300 euros, además de producirse la venta de su casa en Tenerife y no recibir ni un euro de la venta.
María, además, mantuvo en esta conversación con traductor, ya que apenas hablaba castellano, que la mantuvieron encerrada varios meses en un chalet y que durante ese tiempo la tenían maniatada. Con todas estas evidencias en la mano, los guardias civiles comunicaron a la autoridad judicial que tutelaba el caso que iban a proceder a la detención de la pareja, a la vez que solicitaron un mandamiento de entrada y registro para el chalet donde los cuidadores habían realizado sus supuestas labores. Al parecer, la orden debió de llegar demasiado tarde.
Los otros dos ancianos que en ese momento eran ‘cuidados’ por la pareja eran Elisabeth y Silvestre, que malvivían en pequeñas habitaciones de un chalé alquilado en el Camino Isla del Sotillo de Chiclana, con un radiador y una cama como casi único mobiliario. Cuando los encontraron estaban desnutridos y “parecían como drogados, aletargados, sin movilidad alguna”.
Su alimentación era a base de sandwiches y agua y una sonda nasogástrica. Ambos fueron trasladados al Centro de Mayores de La Granja, en Jerez. Una vez recuperado, lo primero que pidió Silvestre al llegar fue su dentadura: quería comerse un filete. La dentadura de Silvestre aún no ha aparecido.
Semanas antes había fallecido otro anciano bajo el cuidado de Estrella y Markus, Gabrielle, un italiano. Antes de morir se habían apoderado, presuntamente, de 500.000 euros y sus dos propiedades en Tenerife.
A los dos detenidos, junto a otros cuatro posibles colaboradores, se les imputan presuntos delitos de estafa, falsedad documental, delito continuado de apropiación indebida, maltrato en ámbito familiar, defraudación al Sistema de Seguridad Social Alemán, contra la ordenación del territorio, blanqueo de capitales, desobediencia a agente de la autoridad y alzamiento de bienes.
Tras el ingreso en prisión de la pareja de cuidadores, los guardias civiles han continuado durante los últimos meses con la investigación, hasta encontrar el patrimonio de más de 1.800.000 euros, obtenido por similares procedimientos, identificando a otras cuatro personas a las que esta pareja habría cuidado. Además se han dirigido Comisiones Rogatorias Internacionales a Inglaterra, Italia, Alemania y Cuba, donde esta pareja sería titular de cuentas y productos financieros.
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