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Costa Noroeste

Otro tesoro de Sanlúcar

  • El Ayuntamiento sanluqueño, en coordinación con las cooperativas de La Algaida, tramita el registro de la marca de las patatas de la localidad.

El agricultor sanluqueño Guancho Ibáñez, mostrando patatas de Sanlúcar en un cultivo de la localidad.

El agricultor sanluqueño Guancho Ibáñez, mostrando patatas de Sanlúcar en un cultivo de la localidad.

Son sabrosamente únicas. Lo reconocen incluso fuera de Sanlúcar. Las patatas que se cultivan en las zonas sanluqueñas de La Algaida, Los Llanos de Bonanza y La Veta de la Serrana gozan de unas propiedades exclusivas que las hacen muy diferentes a las de cualquier otra parte del mundo. De ricas que están se venden solas, pero este municipio gaditano ha decidido dar un paso más.

El Ayuntamiento, en coordinación con las firmas que las comercializan, inició el pasado mes de marzo los trámites oportunos para registrar la marca Patatas de Sanlúcar. Las cooperativas agrarias Virgen del Rocío y Frusana, y Mercado Montilla, son las entidades que van de la mano del Consistorio sanluqueño con los objetivos de “dar valor añadido a los productos de la zona, muy reconocidos fuera, y evitar que se utilice esta denominación por parte de empresas de fuera de nuestras fronteras”.

Con respecto a esto último, el Ayuntamiento informó días atrás que una empresa de la provincia de León “pretendía apropiarse” de dicho distintivo. Ante las alegaciones presentadas por el Cabildo sanluqueño, la Oficina Española de Patentes y Marcas ha terminado dando la razón a esta administración. Así, prohíbe a la firma leonesa que utilice esta marca para la comercialización de sus patatas.

El alcalde, Víctor Mora, recuerda el precedente del distintivo Arenas Finas de Sanlúcar, que lucen desde hace años los productos agrícolas de la zona:_los boniatos, las zanahorias, los tomates, los calabacines y un largo etcétera... incluidas, por supuesto, las patatas. “Esta marca identificará las características únicas de las patatas que se siembran en Sanlúcar, además de ser un indicativo de prestigio y calidad, ya que son conocidas en todo el mundo por su sabor y su color. De ahí el interés de la empresa leonesa en intentar utilizar esta indicación”, ha manifestado.

Hasta aquí la versión oficial. Ahora nos vamos al campo. En La Algaida hablamos con un coloniero de pura cepa –en este caso, más bien cabría decir de pura papa-. Todavía no se ha perdido el uso de los apodos en esta zona agrícola del municipio. Nuestro interlocutor no quiere revelarnos su nombre, porque prefiere su mote. Guancho Ibáñez tiene 49 años y lleva ya casi cuatro décadas trabajando en el campo.

“La patata de Sanlúcar es un tesoro de nuestro pueblo”, escribe en una de sus publicaciones en Facebook. Y es que Guancho es, probablemente, el agricultor de La Colonia más activo en las redes sociales utilizadas como medio de promoción de las excelencias de Sanlúcar en general y de lo mejor que ofrece La Colonia y su entorno en particular, sin olvidar la atención que presta a televisiones y otros medios en sus visitas frecuentes a la zona. 

Emplea el término “papa”, como casi todos -por no decir todos- los sanluqueños, aunque entiende que la marca deba incluir la denominación “patatas” por ser “más amplia” y permitir así “una mayor protección” frente a posibles intrusos en el mercado. 

“Las papas de Sanlúcar son especiales por el microclima que hay en esta ciudad, que es único en el mundo; por las arenas finas, de playa, en las que se cultivan; y por la sabiduría y el cariño que le ponen sus agricultores”, explica.

La variedad “pata negra” de este tubérculo es la llamada Spunta: “es rubia, tiene forma de riñón, es muy harinosa, nunca tiene barro o fango pegado y vale para freír, cocer, guisar… para todo. Es la papa perfecta”. “Nunca se lava, porque la arena es su ADN y con pasarle la mano queda la piel limpia y rubia”, añade a modo de curiosidad.

La otra variedad predominante es la que llama “papa redonda”, que, a diferencia de la Spunta, no está tan rica cocida, sino frita o guisada. “La papa auténtica de Sanlúcar es la Spunta, la que tradicionalmente se cultivaban en los navazos”, comenta en alusión al histórico sistema de cultivo de la localidad que aprovechaba las hondonadas entre dunas litorales.

En La Algaida hay patatas diez meses al año: de diciembre a septiembre. Ahora es tiempo de la llamada “papa de otoño”, que dejará paso a la temprana o de invernadero, cerrando el ciclo anual la denominada “de temporada”. En ventas, este producto se sitúa sólo por detrás del boniato, muy apreciado en el mercado nacional e internacional.

En lo que se refiere al volumen de producción, Guancho nos cuenta que La Algaida, Los Llanos y La Venta conforman la zona donde más kilos de patatas se recolecta por hectárea: entre 70.000 y 80.000 kilos por siembra, superando en algunos casos los 100.000 kilos.

A su juicio, la futura marca “supondrá la protección de las patatas de la zona y permitirá a este producto entrar en la estela de la promoción que tienen la manzanilla y los langostinos, por ejemplo, en eventos de interés mundial como la Feria Internacional de Turismo (Fitur)”.

 

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