Una vuelta más
Jesús Benítez
Un libro por los milagros de la catedral
Mortero bastardo
EN el pasado, la naturaleza de la discusión era de otro tenor. Por ejemplo, Platón defendía que todos los artefactos (incluyendo las obras de arte) son imitaciones de algo natural, de algo genuino u original. Para Platón, decir que algo es "artificial" es decir que esa cosa parece pero no es realmente aquello que imita. Lo artificial es meramente aparente, lo único que hace es mostrar cómo es alguna cosa. Aristóteles planteaba la cuestión de un modo diferente. Creía que la naturaleza y el arte (lo natural y lo artificial) no tienen nada en común, constituyen dos esferas diferentes de la realidad. En consecuencia, las leyes que gobiernan estos dos tipos de entidades difieren de forma esencial y, por esta razón, el conocimiento de ambas también es distinto. Aristóteles pone el acento en el carácter de producto humano de los artefactos como su rasgo común más distintivo.
La dicotomía aristotélica natural/artificial queda destruida en el siglo XVII por Bacon y Descartes. Mientras que anteriormente la fuente de la analogía era la naturaleza y su objetivo los artefactos, desde el siglo XVII es la esfera artificial la que sirve como modelo para comprender la naturaleza. Según Descartes no hay en principio ninguna diferencia entre los cuerpos naturales y los artificiales (máquinas), solamente se distinguen por sus tamaños y proporciones. Mientras que los tubos, muelles y ruedas que el artesano construye son grandes, los producidos por la naturaleza son pequeños y casi invisibles o difíciles de percibir.
Más recientemente se ha decidido absurdamente que lo natural es lo valioso mientras que lo artificial, o sea, toda la obra humana, incluso la de transformación de lo natural, es peor, cuando no perjudicial. Sin embargo, olvidamos que el ordenador, el móvil o el automóvil son artefactos, o lo que es lo mismo, elementos artificiales, imprescindibles para muchos, valorados y bien vistos en cualquier lugar al que nos acompañen.
Hubo un tiempo en que se hablaba de la presencia de marcianos en la Laguna de Medina. Si alguno de ellos hace un par de domingos hubiera caminado por ese espacio natural intervenido con pasarelas de madera tratada (¿natural o artificial?) y lo hubiera encontrado invadido por familias disfrutando del domingo (cosa natural), con los coches (artificial pero integrado) estacionados prácticamente en la misma orilla de la laguna (poco natural), las latas de coca-cola y otros residuos tirados en el medio natural (artificial, muy artificial) y con el paisaje ocupado por molinos de energía eólica natural (bastante artificial), hubiera pedido que lo llevaran de regreso a su casa o, como mínimo, habría necesitado respiración artificial. Naturalmente.
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