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Cultura

Ultramarinos de arte e ilusión

  • Julio Rodríguez inaugura hoy, a las 19 horas, en 'ArteaDiario' una muestra de trampantojos homenaje a la gastronomía

Bocadillos de mortadela, de chorizo, una paellita, huevos fritos con pimientos, jamón del bueno, sardinas, quesito y algo de beber. ¿Gusta? Es el peculiar 'menú' de una merienda-cena que el espacio cultural 'ArteaDiario' tiene preparado para hoy, a las 19,00 horas, y que forma parte de las obras que se expondrán durante este mes a cargo del artista jerezano Julio Rodríguez. "Es un homenaje a la gastronomía, en la línea de lo que estoy haciendo últimamente con el trampantojo. Juego con el ilusionismo e incluso que la gente pueda participar de la obra, que la toque, la huela...", señala el autor.

No es sólo colgar cuadros en la pared, es llenar el espacio "con una vuelta -añade- de tuerca al hiperrealismo, en el que me he especializado. Busco principalmente sorprender al espectador". 'Bodegones' contemporáneos, un guiño a los almacenes antiguos, los ultramarinos, cuando se utilizaban las pizarras para poner los precios. "Es romper un poco con los grandes supermercados, volver a lo tradicional".

El trampantojo es una técnica pictórica por la cual se somete a la mirada a una especie de trampa. Hace ver que lo pintado es tan real como la realidad misma. Los pintores flamencos del siglo XV eran especialistas en ello. El virtuosismo técnico es bien patente. Eso es lo que realiza el pintor Julio Rodríguez. Para el crítico de arte Bernardo Palomo, "la realidad por él pintada es tan absolutamente real que engaña al propio ojo. El artista jerezano lleva tiempo dando muestras de ello. Su dominio del dibujo, su captación fotográfica del entorno, su capacidad para dar forma espectacularmente a lo real es impresionante. Dota o lo real de unos registros pictóricos intensos, claros, de contundencia técnica fuera de toda duda y dejando abiertas las compuertas visuales para que la mirada atrape la vista de un espectador que siempre queda maravillado".

Jugar al engaño haciendo real lo imposible. Una labor que ha dado sus frutos después de dos años de trabajo. "La pintura avanza. No se trata de vender cuadros. Yo empecé pintando retratos flamencos y de toreros y he llegado a esto. Sigue siendo hiperrealismo, pero diferente". Cualquier base se convierte en un lienzo, una pantalla de plasma, una sartén, una paellera, una panera.... Jugar con el objeto. La sala del Diario se va a convertir en una especie de tienda de ultramarinos donde las bebidas y los comestibles a fuerza de reales asumen una dimensión nueva y determinante.

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