La última pantalla de Cádiz

El último cine 'independiente' aguanta en Zahara de los Atunes, lejos de las grandes ciudades de la provincia. En estos tiempos en los que las pantallas van cayendo una tras otra, este cine no podía llevar otro nombre: La Muralla. Su propietario, José Ángel Prieto, aguanta los embates de la crisis con un público justo en número pero fiel, formado por el reducido vecindario de la localidad y el más abundante que conforma la población turística que llena la zona en la temporada estival.

Porque La Muralla es una sala de cine de verano. Imposible pensar en un cine de invierno, que fueron cayendo en los ochenta y noventa hasta su definitiva desaparación. Hoy sería imposible para un exhibidor independiente mantener una sala de este tipo, con los nuevos y costosos equipos de proyección digital, sobre todo cuando las propias cadenas del sector han comenzado a echar el cierre a muchas las multisalas abiertas en los grandes centros comerciales. El Cine Muralla, que en julio iniciará una nueva temporada de proyecciones, abrió sus puertas hace quince años. Prieto y su familia ya llevaba años en el sector. Habían gestionado salas, de invierno y verano, en distintas localidades de la provincia, Puerto Real, Chiclana, Barbate …, a la vez que se encargaban de la distribución de las propias cintas por diversos puntos de la región. La gestión de una sala en Barbate le llevó a poner en marcha una pantalla en la vecina Zahara de los Atunes a fin de rebajar costes.

"Los propietarios del Palacio de Pilas, que eran amigos, me facilitaron el local", que cada año se adapta para las proyecciones veraniegas. La ayuda municipal ha sido también fundamental a fin de rebajar los costes de este negocio. Este año mantendrá las proyecciones aunque no son tiempos ideales para ello, sobre todo ante el nulo apoyo de las grandes distribuidoras "que ignoran a los exhibidores pequeños, salvo casos muy puntuales", a fin de contar con cintas de reciente estreno.

Lo cierto es que el apoyo de los ayuntamiento es fundamental para la continuidad del cine de verano en muchas localidades de la provincia. En la época dorada de este espectáculo Cádiz capital llegó a contar cerca de una decena de salas abiertas cada estío, algunos de gran capacidad, como los cines España, Maravillas, Delicias o Brunete. Éste último fue el último en cerrar sus puertas, curiosamente cuando vivía una segunda etapa de esplendor convertido en una peculiar multisalas. Su propietario, Manuel Casado, cuyos padres montaron el Brunete y el cine Caleta, aún mantiene el negocio de la exhibición cinematográfica con proyecciones en diversas localidades, como el cine de verano en la playa de la Victoria de Cádiz, siempre financiados por los ayuntamientos.