El Gobierno ha rebajado por Real Decreto los límites para pasar de curso. Será cada Autonomía quien establezca el criterio aumentando la brecha educativa. En Bachillerato se podrá obtener el título con varios suspensos, siempre que la nota media sea cinco, no se vaya a descalabrar el alumno. Todo ello es debido, según el Ministerio, a la pandemia, que está limitando el acceso a la educación en muchos hogares. No soy docente ni pedagogo, ni me guía otro criterio que el sentido común, pero no veo donde está la bondad de la medida. Como no se puede garantizar un acceso normalizado, en vez de que la Sra. Ministra y sus múltiples asesores se rompan la cabeza para buscar soluciones, rebajamos la exigencia. El socialismo es maestro en igualar a la mayoría, siempre a la baja. Se nos llena la boca en reivindicar Educación Púbica, Universal y de Calidad, y a las primeras de cambio nos dejamos colar tan terrible medida. ¿Dónde están las politizadas mareas verdes? ¿Les parece esto calidad? ¿No creen que le estamos hurtando a una generación un derecho inalienable? Me rebela este proyecto ideológico que fabrica ciudadanos jóvenes perfectamente mediocres, ahormados a un discurso pobrista que los quiere muy concienciados y solidarios en los dogmas que esculpen en sus conciencias, pero a los que se les niega el valor del esfuerzo, el mérito personal. La excelencia por minoritaria es elitista. A quien atacan con esta política no es al rico, que mandará al hijo a la mejor escuela privada, sino a la gran clase media y a los vulnerables, a los que impiden montarse en el ascensor social. La política miope no quiere ciudadanos excelentes, libres y críticos, porque son más difíciles de gobernar, casi imposible de engañar. Los padres tenemos que pelear cada día un poco más contra este sistema perverso; empieza a cansar y mucho.