Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

¡Viva el deporte!

Solo nos sentimos españoles cuando gana la selección

EL deporte nos une. España, a día de hoy, es España cuando gente de la talla de Rafa Nadal, los integrantes de la ÑBA, incluso Jon (sin h, es decir vasco) Rahm (no es vasco porque su padre no lo era, más o menos como el Williams que no es vasco, pero sí lo es Iñaqui) -la ración catalana se llama Ansu Fati- ganan títulos.

El deporte, sobre todo en los éxitos, une a los españoles, salvo a los radicales que además no conocen quiénes eran sus antepasados (Cartagineses, Tartesos, Godos, Visigodos, por supuesto mucha, mucha sangre africana). Porque incluso muchas veces olvidamos, sobre todo el pavo del hormiguero, Pablo creo que se llama, que en la Roma Imperial gobernaron dos césares que casi a buen seguro cecearon en el Senado Romano y, casi con total probabilidad, habrán dado alguna orden en latín añadiendo la coletilla de “entendido miarma” (en latín, claro está).

Todo esto viene a cuento porque, en primer lugar, estoy muy harto de tanta gresca nacional y tanta actitud xenófoba-racista. Harto de tanta incultura. ¡Ojo! Esto no es un problema solo de España. Solo hace falta echar una mirada a lo que sucede con los hijos y nietos de África que tanto han aportado a los éxitos de Francia en sus mundiales de fútbol o en el resto de sus selecciones. De Francia podríamos ir pasando de país a país europeo.

Ansu Fati es un español que hace anuncios en televisión, pero no es un ‘mena’ básicamente porque está acompañado, claro. Luka Doncic debería haber optado por la selección española de baloncesto. Si hubiese decidido jugar con España, con lo bien que lo hemos tratado de momento, como el que no quiere la cosa, casi seguro le hubiéramos ganado una Eurocopa a Eslovenia, aunque Luka, casi seguro hubiese ganado fuera con Eslovenia (que ganó) o con España (hipótesis), pero en España tendría que haberse adaptado al rol de la ÑBA.

Algunos recordarán nombres como los de Juan Domingo de la Cruz, Chicho Sibilio, Wayne Brabender o Clifford Luyk. Verdaderos españoles por el mundo. Hubo un tal Alfredo, Don le llaman, Don Alfredo Di Stéfano que, aunque dicen que nació en Buenos Aires (Argentina) y, la verdad, hizo todo lo posible para que su acento pareciese argentino hasta el final de sus días, es uno de lo más grandes españoles de todos los tiempos (si alguien tiene duda que le pregunten a Franco o, como esto no es posible, a los españoles de raza. Es Vox populi, incluso sin populi, que Di Stéfano era un gran español. ¿Que jugó seis veces con Argentina? Qué le vamos a hacer. ¿Que cuando iba a debutar con la Roja en el Mundial de Chile se lesionó? Sí, pero estuvo todo el tiempo en la convocatoria y no abandonó a sus compañeros.

Curiosamente quien no discrimina es el Covid, que como diría Jorge Manrique: “Allí los ríos caudales, allí los medianos y más chicos y llegados (añado negros, rojos, amarillos, de aquí o de allá) son iguales...”. Aprendamos del deporte que nos une, si es España quien juega y gana, claro está. Hace mucho frío fuera y el Covid está esperando. La sangre de todos es roja.

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