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Es curioso. Los que dicen morir por la unidad de España - algunos estarían dispuestos también a matar - han promovido una desmembradora guerra fiscal entre autonomías, donde no todas luchan con las mismas armas y que no va a conducir a nada bueno.

El último ha sido Juanma Moreno con la supresión en Andalucía del impuesto sobre el patrimonio que beneficia solo al 0,2% de los andaluces - los que realmente le preocupan - y perjudica al resto. Sí, porque aunque se desprecie la pérdida de recaudación, son unos 120 millones menos que permitirían, por ejemplo, la contratación de más de 1.000 médicos y más de 1.200 profesores que hacen mucha falta.

Se argumenta el hecho con la llamada curva de Laffer - diseñada en una servilleta de papel - que afirma que bajar impuestos supone aumentar la recaudación. Muchas experiencias -como la de Reagan - demuestran lo contrario. Por eso las teorías de Laffer están hoy muy cuestionadas.

Se dice también que la bajada de este impuesto atraerá más población a Andalucía, millonarios sobre todo. No es tan sencillo que alguien abandone una tierra y un patrimonio físico por una simple bajada de impuestos. Hay más cosas como la calidad de los servicios, sobre todo sanitarios, educativos, de transporte, culturales… donde Andalucía está a la cola en gasto/habitante.

Si realmente quieren atraer gente a Andalucía, hay que mejorar los servicios públicos en lugar de privatizarlos. Y, sobre todo, hay que contratar a los profesionales necesarios para terminar con las listas de espera sanitarias, reducir la ratio en las aulas, mejorar el transporte público... Y recuperar a los jóvenes profesionales que se han ido de aquí por la falta de oportunidades.

O sea, para Andalucía, un golpe bajo, un 'bajonazo' -en el sentido taurino- por parte de Juanma y el PP.

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