Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

El partido sigue

Arantxa Sánchez era un caso excepcional

Toda mi generación, hombres y mujeres, así como todas las que nos han precedido, nos hemos socializado y educado sin ningún referente femenino. Siempre existió alguna mujer que rompía moldes, que fue capaz de encontrar un hueco, incluso reconocimiento en un mundo de hombres, pero siempre era una excepción a la regla. Ella era reina, pero del hogar.

El deporte competitivo era considerado una actividad social muy varonil. El deporte español era para machos ibéricos. Rara era la mujer que acudía al estadio para ver un partido de futbol, de practicarlo ni se nos pasaba por la cabeza. Bueno, a veces en las verbenas de verano se organizaba un partido entre solteras y casadas, que en el fondo era considerado como un número cómico circense.

Así crecimos, entendimos, nos enseñaron. A finales de los 80, apareció una de esas mujeres excepcionales, en este caso en el ámbito del deporte. Arantxa Sánchez Vicario, la menor de una saga de tenistas, que pronto superó la trayectoria de sus hermanos mayores hasta llegar a convertirse la número 1 del mundo en 1995.

Millones de compatriotas seguían los éxitos y derrotas de la tenista catalana. Ella nos hizo sentir orgullosos, todo el país presumía de su tenista. Hoy, tres décadas después, el deporte femenino empieza a tener un mayor reconocimiento social. Los partidos de mujeres han abandonado las verbenas y se juegan en campos que han llegado a albergar a más de 60.000 espectadores en sus gradas. Niños y niñas de las nuevas generaciones tienen a muchas deportistas que les pueden servir de referente. Baloncesto, balonmano, fútbol, tenis, atletismo, natación, halterofilia, boxeo, en multitud de modalidades deportivas tenemos a campeonas del mundo.

Todavía queda mucho por hacer para que el deporte femenino esté tan consolidado, a nivel profesional como el masculino. Pero, al menos, ya podemos decir que no dependemos de que aparezca un talento por generación espontánea, como había sido hasta hace muy poco.

El deporte femenino podríamos decir que ha sido el reflejo de cómo la sociedad española ha ido dando pasos en pos de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Utilizando este mismo argumento, podemos afirmar que resta mucho camino por recorrer. El único miedo que tengo, tanto para el deporte como para nuestra sociedad en general, es que estamos empezando a escuchar opiniones, mensajes y formas de pensar que nos devuelven al punto de partida. Por eso, ahora más que nunca, la lucha por la igualdad continúa. No podemos retroceder ni un solo metro de lo conquistado. El balón está en juego. El partido sigue.

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