Manuel Ríos Ruiz

Artemisa Gentileschi, una pintora deslumbrante

CATAVINO DE PAPEL

20 de julio 2009 - 01:00

ESTUVIMOS días pasados en el madrileño Museo Thyssen, para admirar una obra pictórica singular por varias razones. Se titula 'Judith y Olofermes' y es original de Artemisa Gentileschi (Roma, 1593-Nápoles, 1653). Un óleo que la artista pintó cuando comenzaba el proceso contra su violador, llamado Tesi, que era su maestro de perspectiva. Y jamás la violencia ha sido representada artísticamente de forma más real y sorprendente. Natividad Pulido ha escrito con toda propiedad: "Se ha tachado de machista, no sin razón, a la Historia del Arte. Poquísimas mujeres se ha hecho un hueco entre los grandes maestros, y muchas de ellas no por falta de calidad. Han permanecido durante siglos ocultas, silenciadas y, en muchos casos, la autoría de sus cuadros ha sido atribuida a hombres."

El cuadro 'Judith y Olofermes' de Artemisia Gentileschi ha sido cedido por el Museo Capodimonte de Nápoles al Museo Thyssen, donde estará colgado hasta el día dos de agosto, después de presidir la presentación del libro 'Artemisa', una biografía novelada original de Anna Banti, traducida al español por Carmen Romero. Artemisa llevó a cabo varias versiones de tan concreta pintura, pero la más célebre es la que ahora podemos admirar en Madrid. La artista metamorfoseada mismamente en Judith, se autorretrata vengándose del ultraje recibido, degollando a su violador encarnado por Holofermes.

El renombrado crítico Roberto Longhi, estudioso de la obra general de Artemisa y de su padre Orazio, ha descrito así el cuadro 'Judith y Olofermes': "No hay nada sádico aquí, en lugar de ello lo que más impresiona es la impasibilidad de la pintora, que fue capaz de darse cuenta de cómo la sangre, al chorrear violentamente, podía decorar con dos líneas de gotas al vuelo la zona central." Verdaderamente es propio de la genialidad artística el detalle que aprecia y valora Roberto Longhi, quien también opina que las heroínas de sus obras son sus autorretratos.

Artemisa Gentileschi, en su trayectoria vital y profesional pasó desde Roma a Florencia, Venecia, Nápoles y Londres, donde ejerció de pintora de la corte de Carlos I, el rey coleccionista, que apreció su arte y solicitó sus obras. Amiga de Galileo Galilei, está considerada una figura del mejor barroco, su valoración está actualmente en crecimiento constante. Apuntemos también, que según su traductora la biografía novelada que se ha reeditado, reconstruye la vida de una mujer artista que quiso ser libre como un hombre, y cómo consigue imponer su independencia, lamentando que se haya tardado demasiado en situarla en el lugar que merece. En definitiva, lo ideal para su total valoración, sería que las más de cuarenta obras que claramente se le atribuyen, sean reunidas y paseadas por los museos universalmente.

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