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Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Asincronismo

La nueva condena a Pacheco le puede devolver a la cárcel cuando el ex alcalde está reinsertándose en sociedad

Pedro Pacheco ha sido condenado por cuarta vez consecutiva en cinco años. La nueva pena por el caso huertos de ocio -un año y nueve meses de cárcel más multa- no sería noticia si no fuese porque llega cuando el ex alcalde está disfrutando (es un decir) del tercer grado penitenciario y sólo (es un decir) tiene que acudir a dormir al centro de inserción social (CIS) de Jerez. Poco le ha durado la alegría del régimen de semilibertad (gran oxímoron) a quien parecía estaba saliendo de la pesadilla en la que entró aquel mes de octubre de 2014, cuando el caso asesores le pasó su primera factura y le llevó a Puerto 3. La batalla que desde entonces libra Pacheco con la Justicia no ha estado exenta de dudas razonables durante su estancia en prisión y ahora, con esta cuarta condena, aparecen nuevos elementos para la polémica.

No se trata de dudas por el fondo de la cuestión, que el tribunal encargado del caso ha tratado de razonar en su sentencia, que incluye términos bastante duros hacia quien ostentaba la máxima responsabilidad en el área de Urbanismo, ya sin ser alcalde, y su segundo, el director de la Gerencia de Urbanismo, Luis Cruz, también condenado a penas de cárcel. Los magistrados de la Audiencia hacen con su decisión un juicio también a un modelo de funcionamiento que al ex alcalde se le fue de las manos en una época en la que la gestión urbanística se desbocó en Jerez, como en muchos otros municipios. Lo que sucedió con los huertos de ocio fue un capítulo más de una forma de gobernar que hoy no se entendería, como pasó antes con los enchufes del caso asesores, con la venta de la estación de autobuses y la casa del Rocío.

Lo que pasa, y ahí es donde surgen las preguntas, es que la nueva pena le llega a Pedro Pacheco doce años después de iniciarse el proceso. La Justicia no tenía por qué saber entonces que para cuando tuviese un fallo el protagonista de esta historia iba a estar reinsertándose en la sociedad (trabajando en Cáritas) después de haber pasado casi cuatro años en un centro penitenciario. Pero parece claro que a Pedro Pacheco la lentitud evidente y habitual de la Justicia le ha jugado una mala pasada. De haberse juzgado antes este caso con resultado de la misma condena de ahora, tal vez el político jerezano aún seguiría en prisión, pero al menos cuando saliese no se vería en la tesitura de tener que plantearse volver a ella, como sucede ahora. Hemos visto esta circunstancia en muchos casos de presos que se han reinsertado después de años en la cárcel, encuentran un trabajo y en el momento de rehacer sus vidas les cae una condena por un delito antiguo que se ha tardado en juzgar. Para esos casos, por humanidad, se suelen pedir indultos. La sentencia, de hecho, admite que los hechos juzgados se remontan a 15 años y por ello reconoce la existencia de una atenuante de dilaciones indebidas.

A Pedro Pacheco aún le queda el recurso al Tribunal Supremo para evitar el que sería un durísimo regreso a la cárcel cuando parece haber tenido castigo suficiente, haber aprendido la lección y, por supuesto, sin carrera ya por delante en la que reincidir. Sería un regreso a destiempo, un asincronismo. Legal, por supuesto, pero ya sin sentido.

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