
Gafas de cerca
Tacho Rufino
¿Quién paga el fuego?
CATAVINO DE PAPEL
SEGÚN te ven, así te juzgan./ Desde siempre se busca en el infinito la perfección del mundo./ Hay quien simula para convencer de sus necesidades./ La felicidad consiste en acertar consigo mismo./ Los fanáticos ejemplifican el regodeo más absurdo./ La fantasía puede ayudar a vivir pero no libra a nadie de la muerte./ Los pobres claman siempre desde una verdad originaria./ Toda engañifa al final es una batalla perdida./ Hay quien se cree que le han creído su mentira, sin denotar que fingen para no avergonzarlo./ El corazón no duele, lo que duele es el pensamiento./ Desesperarse es una debilidad como otra cualquiera./ Siempre parece poco lo que se ha conseguido en el amor y en el arte./ El desconfiado vive continuamente una quimera salvadora./ Para desear una cosa consecuentemente habría que conocerla en profundidad./ Las culpas colectivas no hay por qué perdonarlas, sino considerarlas doblemente graves./ Por ser débil físicamente de no se es menos persona./ La buena crítica no debe residir en la lisonja sino en el análisis del tema./ La corrupción es tan injustificable, que por ella se siente vergüenza ajena./ El ocio atento es el quehacer gustoso de los sabios./ Cada ser humano tiene una manera singular de vivir./ Nuestros actos constituyen nuestra realidad sin remisión./ El temor puede ser producto de falta de confianza en sí mismo./ La falta de presunción es una característica que debería definir a los mejores artistas, porque solo necesitan para se admirados que se contemplen o se lean sus obras./ Una persona dominante nunca contará con afectos humanos de sus prójimos. Discutir si lo blanco es negro, o viceversa, es un vicio bastante extendido por el mundo./ Vivir cada día no deja de ser un queacer insalvable./ En tiempo de escasez, lo mejor es no pensar en nada concreto./ La soledad, esa paz maligna./ Ser bondadoso por obligación es un trabajo impagable./ La amistad es en esencia algo prescindible./ Disimular el miedo tiene un mérito enorme./ Aquel que no quiere progresar no existe./ ¿Quién es quien no cambia nunca de parecer?/ Escribir para sí mismo constituye una consolación íntima./ Aprender algo en cada instante sería demasiado vivir./ Saber ser joven ayuda a pasar la vejez./ Es necesario razonar cuanto nos ocurre para poder asumir lo que consuma nuestra existencia./ La palabra verdad es la más legítima que el hombre puede pronunciar./ Si alguien no ha soñado nunca no tiene facultades para valorar la realidad,/ Ser comedido en la conversación supone un don personal que se aprecia poco./ Nos justificamos demasiado anímicamente./ El verdadero amor requiere naturalidad y le sobran los espavientos. / Todo puede razonarse desde el ingenio a la vulgaridad./ A veces recibimos señales desde lo recóndito que nos inclinan a preveer el futuro./ La tolerancia caracteriza a quien disfruta con la convivencia.
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