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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Patxi sigue ‘el método’

Patxi no mentía defendiendo lo indefendible con tan cursi sobreactuación. Seguía ‘el método’

Stanislavski le enseñó el método a Boleslawski y este se lo enseñó a Strasberg, que dirigió en Nueva York el Actors Studio por el que pasaron Brando, Clift, Dean, McQueen, Newman, Nicholson, Pacino, Hoffman o De Niro. Y quizás, también, Patxi López. Porque si el método es un conjunto de técnicas interpretativas basadas en la inmersión del actor en su personaje, no he visto, ni en el Brando de Un tranvía llamado deseo, ni en el Dean de Al Este de Edén, –por citar dos cumbres gesticulantes del métodouna conversión en un personaje como la de Patxi.

Este hombre tiene, seguro, una inteligencia media, si no, incluso, por encima de la media y toda la información sobre el proceso que ha llevado del no a la amnistía antes del 23 J al sí posterior. Por lo que cabe pensar que con su inteligencia e información es imposible que creyera en lo que dijo. Sabe por qué se han hecho las concesiones a los independentistas. Sabe lo que dijo Sánchez antes del 23 J. Sabe lo que se negoció en Waterloo. Sabe el precio de los siete votos de Junts. Sabe que esta amnistía no tiene nada que ver –absolutamente nada– con la de 1977. Sabe que el PSOE respaldó la aplicación del 155 y que Sánchez dijo que los delitos de los independentistas podían encuadrarse en la figura de la rebelión.

Si sabiendo todo esto y más fue capaz defender con tanta cursi convicción la ley de amnistía llamándola “política de la esperanza”, “sembrar esperanza” o “ilusión por el reencuentro”, es que estaba interpretando un papel que había interiorizado siguiendo “el método” hasta autoconvencerse de que no estaba mintiendo. Confundiendo realidad y ficción hasta el punto de que, aunque en la misma sesión sus apoyos independentistas pidieron el referéndum y la independencia, él, sordo a sus palabras y ciego ante la realidad, afirmó que “la ley de amnistía es necesaria para construir un proyecto común llamado España”. O hasta el punto de acusar al PP de elegir la política del miedo cuando es Puigdemont quien ha amenazado a Sánchez recordándole la cabeza del caballo de El Padrino (y Sánchez, vista su reacción sumisa y humillada en Bruselas tras las nuevas amenazas de Puigdemont, actúa igual que el productor que no quería darle el papel a Johnny Fontane).

Si, definitivamente Patxi no mentía. Interiorizaba el personaje hasta creérselo. Seguía el método. Eso sí, como el Pacino bufo de El Padrino III, no como el grandioso del I y el II.

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