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CATAVINO DE PAPEL
EN octubre de 1944, Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) declaraba lo siguiente: "Estoy orgulloso de decirlo, jamás he considerado la pintura como un arte de simple juego, de distracción; yo he querido, mediante el dibujo y el color, puesto que estas eran mis armas, penetrar siempre más adelante en el conocimiento del mundo de los hombres, al fin de que este conocimiento nos libere a todos cada día más; yo he tratado de decir, a mi manera, lo que consideraba como lo más veraz, lo más justo, lo mejor, y esto era naturalmente lo más bello, bien lo saben los grandes artistas".
Así era la poética, la ética personalísima de Picasso. Una actitud que mantuvo desde su etapa realista hasta su tiempo de original concepción de la estética. Y aunque como nos cuenta Roland Penrose en su biografía- estudio del mágico artista español, andaluz y exilado voluntariamente, empezó siendo un pintor sin recursos y en Paris se vio obligado a quemar sus propios dibujos para calentar la habitación de su hotel, su interés por la riqueza y la gloria fue siempre insignificante comparado con su completa dedicación al trabajo y con el sentido poético de su imaginación.
Y triunfó rotundamente frente a la incomprensión primera de una crítica conservadora. Hoy Picasso es el pintor más cotizado de la historia. Días atrás, como han divulgado todos los medios de comunicación del mundo entero, un óleo de Picasso, fechado en 1932, fue vendido en una subasta neoyorkina por la friolera de ciento seis millones de dólares. El cuadro, un desnudo de Marie-Thérèse Walter, -madre de su hija Maya- pertenecía a la colección del filántropo Sidney F. Brody. Nunca se había pagado tamaña cantidad de dinero por una pintura.
Como bien se ha escrito, si hubiera que resumir la larga y variada trayectoria del arte de nuestro tiempo en un solo nombre, es indudable que no existiría ninguno más apropiado que el de Picasso, cuya intensa dedicación a las más variadas facetas del arte durante su dilatada vida le convirtió en paradigma del artista universal, es en si misma un verdadero compendio de lo que ha sido y sigue siendo todavía el arte contemporáneo.
En el número 23-24 de la revista malagueña "Litoral" (Febrero, 1972), Vicente Aleixandre publicó el siguiente autógrafo: "Al felicitar a Pablo Picasso en sus 90 años, se felicita a la perenne juventud del mundo. Nuestra generación de 1927 creció cuando Picasso era ya un maestro universal, y desde el principio esa generación tuvo conciencia de que la permanencia de él en la vida significaba un nuevo cauce en la experiencia humana". Y recordemos también los últimos versos alexandrinos del poema "Picasso": "Su mano grande/ que un momento asió el orbe, abierta/ tiéndese,/ camino vivo para los humanos". Picasso, el pintor más cotizado de la historia, lo es indudablemente por su inefable capacidad de creación.
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