¡Cómo para soñar paraísos!

la resaca

08 de octubre 2012 - 01:00

TRAS los últimos descalabros y, aunque con muchas cautelas, se esperaba la visita a Guadalajara. El equipo de la capital leonesa manchega, pero pegada a las afueras de Madrid, era el farolillo rojo y podría ser el campo idóneo para hacer olvidar un poco lo que no va a ser fácil olvidar, a menos que exista un cambio radical, en el que no creemos. Recuerdo emocionado al compañero enfermo y comienzo de otro calvario, esta vez, como ha ocurrido desde que comenzó la temporada, con un equipo más que mediocre. La crónica del partido es la misma - vamos a ser un poquito menos drásticos y decir que casi la misma - que la que se ha venido repitiendo a lo largo de la temporada. Endeblez atrás, medular inexistente y vanguardia desaparecida. La constatación de todo es el regalo del penalti, la falta de conexión entre líneas inexistentes y el haber tirado a la puerta contraria una sola vez, la del gol de Maldonado. Con este bagaje, ¿qué se puede esperar? Sólo lo que hubo: un malísimo partido, un empatito que, gracias a la última intervención de Chema, es cosa hasta positiva y un juego que no se encontró ante el último clasificado de una Segunda División que se nos antoja de lo más endeblita. Claro, qué se va a esperar de este equipo cuyo entrenador afirma que un empate en Guadalajara es "siempre importante" y que "el equipo ha trabajado de forma correcta". ¡Vaya tela! ¡Cómo para soñar con paraísos! Vuelvo a afirmar que esto me da mucho miedo y que, con razonamientos así, la realidad que se ofrece en la caseta, con lo que hay y lo que se piensa, es para preocuparse. Ante esto, lo del de los brazos cruzados, lo del exbético y lo del bueno de Vicente Moreno nos puede parecer hasta lecciones de buen hacer técnico. Espero que los jugadores se den cuenta que ellos son los que deben afrontar la realidad y asumir que pueden variar un rumbo con timón desajustado y sin dinero para arreglarlo.

Estamos, todavía, casi al inicio del camino; la temporada es larga; todos no lo pueden seguir haciendo tan mal. Si ante el Racing la cosa cambia y la alegría se consuma con claridad y dimensión futbolística, lo que hasta ayer, fue nefasto, podría aclararse. La afición se lo merece porque viene demostrando que lo mejor que el equipo tiene es una grada convencida de unos colores. Algo, que en el conjunto de la entidad, todos no pueden decir.

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