
Su propio afán
Enrique García-Máiquez
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TRIBUNA LIBRE
MANUEL Morales Medina, apodado 'Currojuncal'. Llegó al núcleo de la incipiente Estella del Marqués en el año 1954 como uno de los primeros colonos proveniente de Granada. Antes y durante la construcción del Estella vivió en diferentes lugares cercanos al futuro pueblo, y el último lugar antes de llegar a Estella fue El Juncal, en Los Llanos de Caulina, de donde recibe el mote. Aunque se llama Manuel, el apodo de Curro le viene de su bisabuelo, que tampoco se llamaba Paco, y en Estella le agregaron Juncal, quedándose definitivamente con el mote de 'Currojuncal'.
Manuel, a sus 80 años ha quedado como el último colono del pueblo. El último de aquellos numerosos agricultores que llegaron a Estella en los años cincuenta y sesenta en diáspora desde sus lugares de origen. Atrás quedaron la yunta de vacas con arado romano, la yegua y la carreta de palo que tenían que compartir entre cuatro colonos; dar de beber al ganado en el pozo del pueblo; "ver la carretera de las parcelas como una feria", dice con cierta nostalgia, por la gran cantidad de gente que se daban cita para labrar la tierra asignada; los años de pérdida de cosechas por las sequía, los años de las arriadas por las intensas lluvias que se llevaban los sembrados y parte del ganado por delante. Los momentos de apoyo entre los colonos para sacar adelante la familia, la comunicación y armonía entre la gente del pueblo en la calle, porque como él dice: "No nos retenía ni la televisión ni el aire acondicionado porque no había". Manuel, aunque jubilado sigue con la parcela que ahora explota uno de sus hijos. "Porque de aquel enjambre de agricultores autónomos, sólo quedan algunos hijos que siguen, el resto emigraron o vendieron, y es que hoy como está la vida, es difícil que una parcela dé para mantener a una familia. Porque antes habiendo para comer, era suficiente; ahora hay que cubrir una serie de necesidades que antes no se tenían en cuenta". Y continúa con resignación: "Los tiempos que corren nos hacen llevar una vida de lujos innecesarios". A la pregunta de cómo ve el pueblo actualmente, contesta: "Alguna gente se queja y dice: hay que ver cómo está Estella". Y yo les contesto: "Estella. Estella está hoy como una capital a como empezamos: sin luz, sin agua, las calles sin asfaltar y sin medios de transporte. Todo era escasez. Hoy, afortunadamente tenemos todo eso cubierto, y mucho más".
Manuel dice que no se encuentra muy bien de salud, "tengo algo más que los achaques propios de la edad. Tengo fachada, pero la vida ya me ha dado tres avisos". Por eso Manuel camina todos los días lentamente y con pasos cortos por el pueblo con la ayuda de su cayado, y va al Hogar del Pensionista con su amigo Francisco 'El Vigilante' a echar la partida. Y es que Manuel, uno de los antiguos agricultores más jóvenes que vinieron a Estella, es ahora el último colono.
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