Los amos de la calle
De frente
AÚN a riesgo de granjearme la enemistad del universo cofrade , y de algún que otro familiar directo que bebe de sus fuentes, veo necesario hacer una reflexión sobre un asunto que indigna a gran parte de los habitantes de esta ciudad que no practican el 'costalerismo', ni comparte gran parte de sus mandamientos. Con más frecuencia de la deseada, en estas fechas es habitual toparse con ensayos de costaleros, que ocupan las calles a sus anchas y sin previo aviso a los conductores que, con un poco de suerte, perderán unos minutos 'acompañando' al paso de turno como si del más devoto se tratase. En ocasiones, la espera se prolonga en exceso y puede inducir al conductor a perder los nervios, craso error si se tiene en cuenta que entre capataz, contraguías, costaleros y acompañantes, la diferencia numérica es aplastante. Lo menos que podían hacer es avisar a los conductores para que busquen trayectos alternativos. Que yo sepa, la devoción no está reñida con el civismo. Con frecuencia, los ensayos de las cuadrillas se acompañan de música a todo volumen para que no haya vecino en el recorrido para el que pase desapercibido el despliegue de los costaleros en su pueril batalla por demostrar que andan mejor que la hermandad vecina o que la de dos calles más allá. Y no entro en la imagen que dan estas cuadrillas cuando sus integrantes entran en tropel en el bar de turno, avasallando, porque los muchachos tienen que hidratarse. Desconozco si sigue existiendo la figura del aguador para estos casos, pues ahora se lleva beber de todo menos agua, práctica cuanto más discutible cuando se realiza incluso durante la estación de penitencia en Semana Santa. Pero los actos de contrición no están hechos para los costaleros, los amos de la calle por imperativo divino.
No hay comentarios