Con Gorosito, la Primera se saborea mejor
La afición vibró con el holgado triunfo y ya tiene nuevo ídolo: el malí Sidi Keita
Por primera vez esta temporada, la afición del Deportivo pudo disfrutar de un partido plácido, quizás el mejor de la etapa Gorosito. El xerecismo saboreó como es debido un triunfo en Primera y las caras de satisfacción con las que los aficionados que acudieron a Chapín salieron del estadio eran dignas de ver. Tres a cero y con la sensación de haber podido anotar más. No es de extrañar que el cántico más repetido en cuanto Pérez Burrull señaló el final del encuentro fuese el de 'sí, sí, sí, lo vamos a conseguir'.
El público se lo pasó en grande con la actitud de un equipo que crece con el paso de las jornadas y en especial con el malí Sidi Keita. A falta de Currito o de Antoñito, sus ídolos más recientes, el xerecismo se ampara en la espontaneidad del centrocampista, un jugador imprevisible dentro de la cancha pero que siempre va al límite, y eso gusta al aficionado.
A algunos apenas les dio tiempo a sentarse cuando Víctor Sánchez ya había marcado. Se repetía la historia del último partido ante el Tenerife pues Chapín fue un clamor con el testarazo de Míchel que definitivamente abría el camino del triunfo.
Las buenas maneras del equipo desembocaron en el ya clásico 'Gorosito, Gorosito, qué gitano se te ve', una alegría que contrastaba con las caras de desasosiego del autobús de aficionados procedentes de Valladolid, incrédulos ante la mala imagen de su equipo.
Del segundo gol al final, lo habitual, es decir, los piques de Justo Villar, portero visitante, con los recogepelotas o el tour que el brazalete de capitán realizó durante toda la tarde. Primero Momo, luego Míchel y finalmente Redondo.
El gol de Mario Bermejo y sobre todo el pitido final, y eso que no se tiró ni un sólo lanzamiento al improvisado portero Medunjanin, hicieron respirar al xerecismo, que sigue soñando con la salvación. Dos puntos menos que el Valladolid y dos maneras de ver la realidad. Cosas de fútbol.
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