Todo Jerez estuvo ayer pendiente durante hora y media del Rico Pérez, de lo que hiciese el Hércules en el derbi con el Alicante. Pero no fue como el pasado domingo, ya que al no televisarse el partido para toda España, los aficionados se tuvieron que conformar con oir el partido por la radio o verlo por internet. Eso impidió que los xerecistas se congregasen para ver al Hércules, y en peñas y bares hubo mucha menos animación que cuando el partido contra el Celta.

Y eso que la tarde prometía; el Alicante, pese a las bajas, aguantó el chaparrón en la primera mitad y desde las 18:30 hasta las 19:35, cuando el ex xerecista Abel Aguilar enchufó un cañonazo, el Deportivo fue equipo de Primera División. En la segunda mitad se difuminaron las esperanzas, sobre todo tras el gol de Rubén Navarro, aunque cuando Cristian acortó distancias las esperanzas azulinas reverdecieron.

Pero no pudo ser ni con el portero del Alicante, Queco Piña, subiendo a rematar el último córner. Emoción hasta el final pero 1-2. Habrá que esperar un poco más.

En la expedición azulina, la tarde fue de transistores. Ya en el chárter, nada más aterrizar, tanto jugadores como aficionadosconsultaban una y otra vez las emisoras. Otros en cambio aprovechaban las tecnologías de sus móviles para dar un repaso a la actualidad.

Con esta misma dinámica discurrió el desplazamiento desde el aeropuerto hasta el hotel, donde unos treintas aficionados esperaban a los xerecistas. El propio hotel fue escenario improvisado para que muchos, incluido algún jugador recién llgado, permanecieran impávidos frente al televisor del hall del Silken Atlántida.

La tensión fue tal que el citado remate de Queco Piña por encima del larguero se cantó como si de una jugada propia se tratara. Al final, nada, aunque la afición allí congregada confía ciegamente en los suyos y así se lo demostraron con sus cánticos.