Ni el carril del 8 ni el del 10

El regreso de Momo a Chapín no pasará ni mucho menos a la historia, entre otras cosas porque el canario jugó casi una hora de partido de lateral izquierdo, perdiendo presencia arriba o perdiendo un jugador, diría yo.

La expulsión de Ruyman a los 36 de encuentro provocó que el exxerecista retrasase su posición y sorprendentemente jugó casi todo el partido como defensa, una decisión un tanto extraña pues el canario ni mucho menos ha sobresalido nunca en esa faceta. Pese a todo cumplió y se empleó a fondo para intentar que el Xerez no crease peligro por su carril.

Quizás fue una de las claves del encuentro, pues Moreno no aprovechó esa circunstancia y los azulinos solamente inquietaron al rival por ese costado en alguna que otra subida de Campano, aunque no demasiadas.

Y es que Pablo Redondo, el encargado de entrar por ese lado, pasó más tiempo encrustado en el centro que pegado a banda, todo un alivio para Momo que no tuvo que trabajar en demasía.

El valenciano, no obstante, estuvo bastante participativo, y como todo el equipo, impreciso en el pase. Su concurso fue de más a menos, ya que comenzó bastante bien, pidiendo la pelota en la medular y ayudando en tareas de salida de balón junto a Rafa García y Cordero.

De sus botas salió el pase de unas de las mejores ocasiones del partido, un córner que sacó en corto hacia Campano y el disparo de éste lo desvió Barbosa a córner. Además, contribuyó a que Ruyman viese la primera amarilla del encuentro a los 18 minutos tras hacerle un caño.

El interior no estuvo excesivamente fino en el segundo periodo, e incluso se llevó la pitada de la grada a los seis de la reanudación tras errar un pase sencillo a Campano. Moreno acabó sustituyéndole en el minuto 63.

Momo, por su parte, no brilló en su vuelta a Jerez. Espeso en los primeros minutos, el canario soportó incluso una dura entrada de Mendoza a los 22 de partido que bien pudo haber costado la expulsión al capitán pues fue por detrás.

Viendo que entraba poco en juego, Juan Manuel Rodríguez le cambió de banda, pero ni por esas. Lo peor, en cambio, llegó tras la expulsión y lo que parecía ser una situación momentánea, verle de lateral, duró más de lo esperado. Tanto es así que apenas se prodigó en ataque.

En defensa despejó un centro pasado de Mendoza al que llegaba Tato, y posteriormente participó en una acción polémica pues pudo tocar con la mano un centro de Campano.

Ya en los últimos diez minutos, el técnico le situó como segundo punta pegado a banda derecha. Pidió más el balón y trató siempre de encontrar el camino más vertical, pero para entonces su equipo estaba ya sentenciado (2-0).

Tuvo tiempo para dejar un destello de calidad en un balón que pinchó, se metió en el área pero su vaselina ante la salida de Doblas se le quedó corta.