Las selecciones de Francia y Serbia, inesperadas protagonistas, jugarán hoy (22:00) una de las semifinales de la Copa del Mundo con vistas a lograr el preciado billete para la final. Ni a Serbia se la esperaba ante Brasil, ni mucho menos a Francia ante España, pero el deporte es especialista en dar de bruces con la realidad en cualquier momento.

Tras una primera fase pobre en la que sólo ganó a Irán y Egipto, las dos cenicientas del Grupo con sede en Granada, Serbia ha crecido como la espuma apoyada en el individualista genio de Teodosic y en el aporte colectivo del resto de jugadores.

Francia, por su parte, se presenta en la antesala de la final con la motivación extra que supone haber ganado a los anfitriones del torneo. No obstante, los galos tampoco realizaron una primera fase para enmarcar. De hecho, sólo ganaron un partido más que los balcánicos, el que los enfrentó de forma directa, y que acabaron llevándose (74-73) gracias a un tiro libre de Lauvergne en el último segundo.

En octavos, Serbia se desembarazó de Grecia (90-72), campeona del Grupo B e invicta hasta ese momento, mientras que Francia hizo lo propio contra Croacia por 69-64, también a contracorriente de los pronósticos.

Seguir en el marco de las previsiones ante estos dos equipos que se han empeñado en tirar por tierra cualquier predicción es tontería, aunque sí hay que reseñar que Serbia parece tener ventaja en el puesto de base, por Teodosic, y contar con pívots más fuertes y experimentados, como Raduljica y Krstic, además del versátil alero Bjelica.

Francia intentará aprovecharse de su mayor velocidad y poderío físico, con piezas claves más atléticas, tal es el caso de Diaw y Batum, muy fuertes en el juego exterior. La capacidad de sacrificio y el poder de reacción también parecen del lado francés.

La selección gala dominó en su enfrentamiento de la primera fase en asistencias (21 por 10), estando el resto de apartados estadísticos más parejos.