Hasta el aficionado más rancio de la peña más cabal del pueblo más cerrado ha disfrutado con un vídeo en Youtube de Camarón, Rocío Márquez, EL Vareta o El Torta (según gustos), ha leído la crítica de Bohórquez, Martín o Castaño del aquel evento tan interesante o, simplemente, ha consultado el horario del festival de la Mistela, la dirección de la Peña Juan Breva o el horario del Museo del Baile en alguna página web de internet.

La relación del nuevo aficionado a lo jondo y la tecnología de la información y la comunicación (TIC) es inevitable. El flamenco tan teñido de tradición, costumbrismo y estética decimonónica ha sucumbido a través de las webs flamencas, los blogs de artistas y las redes sociales ante la apisonadora tecnológica de internet.

Ahí te encuentras los cantaores más serios, profundos y líricos del mercado colgando fotos en los camerinos con una risa de oreja a oreja, los bailaores compartiendo vídeos de juergas improvisadas en la terminal de un aeropuerto o al guitarrista más prestigioso dando a conocer su última falseta en Facebook incluso antes de tocarla en espectáculo alguno.

Somos testigos de una revolución tecnológica y cultural de alcance insospechado que hace tiempo está cambiando el concepto de socialización. Este proceso tecnológico nos ofrece las herramientas adecuadas para convertir el estudio del arte flamenco en algo universal aunque de momento lo que encontramos en la red es un ingente y caótico contenido de recursos flamencos de dudoso aprovechamiento.

Por otro lado está el uso mercantilista que los propios artistas hacen de Internet (principalmente de las redes sociales y web personales) y que nos ofrecen información continua sobre propuestas artísticas, agenda de eventos, incluso información sobre la personalidad del artista. Las TICs se han convertido en una potente herramienta para la difusión y la creación de productos flamencos.

¿Se imaginan a Manuel Torre subiendo un selfie (esa foto a modo autorretrato hecha con móvil) en la que al fondo se ve al expreso de Cádiz, o sea, a su burro y dos moscas en las orejas del mismo? ¿Y al maestro Mairena escribiendo en Twitter ; @acruz un público maravilloso en Villajondo de abajo y el sonido de lujo, gracias al presidente de la peña? Los artistas terminarán con sobrenombres como 'El antivirus de Jerez', 'El @ de Cádiz' o 'La online de Triana'.

Pues ya saben, quien tenga intención de partirse el pecho cantando por seguiriyas en los festivales y teatros andaluces en los próximos años no tiene más remedio que adaptarse a este medio de comunicación y socialización, crearse un cuenta en Linkedin y otra en google+, comentar las fotos de sus compañeros y anunciar sus bolos en su perfil para que el personal consuma su arte, aprenda flamenco y enseñe lo que sepa. Es el nuevo mundo para los cabales y los que sepan extinguí, es desí, la afisión dospuntosero.