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Jerez en el recuerdo

Nuevos espacios urbanos en el Jerez del siglo XIX

  • Jerez pasó de ser la 'ciudad convento', como algunos autores la han calificado, a ser una ciudad agroindustrial.

CUANDO paseamos por las calles del centro de Jerez contemplando sus edificios, no nos cabe la menor duda que  el Jerez que ha llegado hasta nosotros es una ciudad del siglo XIX. Aunque también son muchos y buenos los edificios construidos en el XVIII y anteriores, sin duda los que más abundan son los de la centuria antes señalada.

Fue un siglo en el que nuestra ciudad pasó de ser la ‘ciudad convento’, como algunos autores la han calificado, a ser una ciudad agroindustrial. Prueba de ello es el cinturón de cascos bodegueros que se van construyendo a lo largo de dicha centuria que envolverán materialmente a toda la ciudad. Y de la riqueza generada por el comercio del vino emanan la mayoría de las magníficas casas que le darán al actual centro urbano su particular sello. Paralelamente a lo expuesto irán apareciendo nuevos espacios abiertos y ajardinados para recreo y solaz de los ciudadanos que vendrán a cambiar la fisonomía de aquella ciudad medieval en sus orígenes. A continuación veamos como surgen algunos de estos espacios y algunas de sus anécdotas.

Alameda Vieja

Siendo corregidor de la ciudad D. José Eguiluz y continuando las gestiones de sus antecesores en el cargo, consiguió el 12 de junio de 1787 una Real autorización para gastar 45.000 reales con el fin quitar la ingente cantidad de escombros que rodeaban al Real Alcázar. De dicha cantidad se gastaron 30.000 reales y con el dinero sobrante más otros 6.000 que consiguió después se comenzó a urbanizar la actual Alameda Vieja. Luego, con los ingresos obtenidos por un espectáculo de sombras chinescas y otras diversas atracciones, se hicieron dos huertos con arbolado, malecones, pilares y barandas, así como una caseta para el jardinero en lo que hoy conocemos como jardines bajos de la Alameda Vieja. Todo ello quedó destruido con la llegada a nuestra ciudad de las tropas de Napoleón en 1810. Pasarían más de 20 años hasta que dicha alameda fuese de nuevo rescatada de la destrucción, siendo entonces rotulada como Alameda Fortún de Torres en honor al héroe de este nombre muerto en la defensa del Alcázar en el siglo XIII.

Alameda Cristina

En el antiguo Llano de San Sebastián a la salida de la ciudad por la llamada Puerta de Sevilla, antaño lugar de mercados y desafíos caballerescos, a propuesta del síndico de Policía Urbana se  hizo la primera plantación de árboles en el año 1831. Dos años más tarde, en 1833, se amplió dicha plantación y se ejecutaron las obras de albañilería correspondientes para convertirla en paseo. Ello fue a expensas de  los extractores de vinos que lo hicieron en honor a la reina Isabel II por su subida al trono. Era alcalde mayor de la municipalidad D. Basilio Macías Manrique. Como dato curioso hemos de reseñar que, años más tarde, el alcalde que al parecer era un individuo poderoso y de armas tomar cuyo nombre no se cita, entró en grave polémica con un propietario de la zona que era enemigo político suyo. Como resultado, y en venganza contra aquel vecino, el buen señor dictó un bando ordenando que la arboleda fuese eliminada. De modo que días más tarde y aprovechando el silencio de la noche, una cuadrilla de hombres desgajaron, cortaron y quitaron la mayoría de los árboles y plantas, dejando aquella frondosa alameda en tan lamentable estado que pasaron varios años hasta que pudo recuperar su anterior aspecto. 

Plaza de las Angustias 

Es en el año 1841 cuando comienza el empedrado de  lo que había sido el inicio del camino que desde Jerez conducía a Medina Sidonia, la calle Corredera. Un año más tarde se empieza a plantar árboles en el denominado Llano de la Angustias, hasta entonces terreno baldío a las afueras de Jerez. Como dato curioso, en el lugar se comienzan a hacer obras de albañilería con una serie de donativos que aportan sus vecinos cuyo montante no alcanzó para concluir dichas obras. Por lo que dos años más tarde, siendo alcalde el Sr. Miguel de Giles el Ayuntamiento acuerda completar las mismas fueron terminadas a principios de 1845.

Plaza del Arenal

Manuel Sánchez Silva, alcalde segundo de la ciudad, fue quien proyectó en 1840  la urbanización y embellecimiento de nuestra principal plaza. Para ello se utilizaron materiales del derribo del antiguo convento de San Francisco, abandonado seis años antes tras la Desamortización de Mendizábal. Incluso se usaron las columnas que en aquella época marcaban el Vía Crucis desde Santo Domingo hasta el Calvario. Al año siguiente se plantaron los primeros árboles, permaneciendo la obra en embrión hasta finales de 1842, fecha en la que en cumplimiento del acuerdo capitular del 27 de agosto de ese mismo año las obras que hasta entonces se había hecho fueron totalmente demolidas. En 1850 el alcalde corregidor D. Bernardo del Águila mandó que se instruyese expediente para urbanizar la plaza. En enero de 1851 se plantaron de nuevo los árboles, colocándose las palmeras en 1854 cuyo coste fue de 6.000 reales, posiblemente algunas de ellas subsistieron hasta la última remodelación del año 2005. En la primavera de ese mismo año de 1854 quedaron terminadas las obras siendo alcalde D. Francisco López de Carrizosa.

Un editorial en el primer número del periódico El Guadalete del 6 de abril de 1852, decía de este proyecto: “Falta construir una buena plaza mayor, pues aunque hay el dispendioso proyecto de embellecer la de la Constitución en su pavimento como paseo, tal vez esto merezca más reflexión y no alcanza a formar la verdadera plaza mayor de una población como Jerez. Quizá debiera empezarse por arreglar sus edificios para adornar luego su ámbito como las condiciones de esta plaza requirieran.”

Plaza del Banco

La creación de esta plaza se remonta a 1868, año en el que se derriba el antiguo convento de San Cristóbal que décadas antes fuera abandonado por su comunidad religiosa tras el decreto de Desamortización. Al solar resultante del derribo de dicho convento se le da el nombre de plaza de la Revolución, por ser precisamente en el mentado año de 1868 cuando comienza el denominado ‘sexenio revolucionario’ tras el derrocamiento de Isabel II. A la vez el Ayuntamiento compra la casa nº 41 de la calle Larga al objeto de darle a la nueva plaza acceso directo a esa calle.

En 1875 bajo el reinado de Alfonso XII la plaza cambia su rótulo para tomar el de Eguílaz, en recuerdo del insigne dramaturgo Luis Martínez Eguílaz. En la época antes referida y durante los meses de verano se solía colocar en este lugar una cerca, unas gradas y un escenario y se hacían representaciones teatrales y circenses. Esta terraza veraniega era conocida como “Teatro Circo Eguílaz”. Aquí parece ser que fue el lugar donde se proyectaron las primeras imágenes fotográficas en movimiento de las que se tiene noticias en nuestra ciudad. Un artilugio denominado “linterna mágica” lo hizo posible.

Plaza del Progreso

Surge esta plaza también en 1868 y de igual manera que la anterior, en el solar resultante del derribo de un convento, en este caso el de las Hermanas de la Concepción.     A esta nueva plaza se le bautiza con el nombre de Progreso, por la misma razón que a la del Banco se le puso el de la Revolución. Son nuevos tiempos; a la destronada Isabel II se le manda lejos, y los ayuntamientos pretenden ser liberales y democráticos. Revolución, Progreso, Porvenir, Mundo Nuevo, son palabras surgidas de la nueva Revolución, y las calles toman también dichos nombres. No sería hasta 1890, bajo su mandato como alcalde de D. Eduardo Freyre y Góngora, cuando nuestra plaza del Progreso es embellecida y dotada de jardines. También a partir de esa época se comienza a celebrar en ella un mercadillo, del que existe alguna vieja fotografía, en el que se compraban y vendían numerosos utensilios de uso doméstico tanto nuevos como usados, así como alimentos, animales y ropa.

FUENTES: García Pina, F. Ligerísima reseña de Jerez, en El Guadalete, abril 1852. Muñoz Gómez, A. Noticia histórica de las calles y plazas de Jerez, imp. El Guadalete, Jerez 1903. Rodríguez del Rivero, A. Notas para la historia de Jerez, en Diario Ayer, diciembre 1942. Mariscal Trujillo, A. Por las calles del viejo Jerez,  Eje Editorial, Jerez 2003. Id, Historias de la historia de Jerez, Fundación Teresa Rivero, Jerez 2008.

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