Jerez

El Olivillo, un inquietante ejemplo

  • Un trabajo fin de máster de un estudiante de Medicina de la UCA detecta un alto abandono de medicación por el copago

Una usuaria saliendo esta semana del centro de salud de El Olivillo.

Una usuaria saliendo esta semana del centro de salud de El Olivillo. / joaquín hernández 'kiki'

"Quería hacer un trabajo de fin de máster algo diferente. De todo mi grupo de amigos soy el único que tiré por ciencias y, a la hora de escoger el trabajo, ellos me influyeron para que intentara buscar algo un poco más humano porque yo creo que en mi grado la presencia de humanidades debería estar mucho más presente. También al tutor le pareció interesante esta perspectiva nueva". Miguel Barrionuevo ya tiene el grado terminado y se ha dado un descanso anters de lanzarse a hincar codos para el MIR, al que se presentará a principios del próximo año. Su plan es convertirse en cirujano. Hace dos semanas defendió con éxito su trabajo de fin de máster, atípico entre todos los que se realizan en este grado. Consistía en una encuesta a los usuarios de un centro de salud, en este caso El Olivillo, que atiende a la población del barrio de La Viña, en Cádiz y buena parte de su casco histórico.

Él mismo reconoce que el dato no es significativo, no contaba con medios para ello, pero cree que sí puede ser orientativo y debería invitar a estudiar más en profundidad lo que se llama sociología de código postal. Fueron 106 entrevistas a usuarios las realizadas y veinte de ellos, un 18%, reconocieron en el cuestionario que no habían hecho caso a los tratamientos prescritos por el médico por razones económicas. Al mismo tiempo que ofrecía un dato sobre un universo pequeño era una forma de estudiar una comunidad y sus hábitos.

Técnicos de la Junta expertos en evaluación consultados por este medio aplauden la iniciativa, aunque advierten de que su valor científico es muy relativo, "pero podríamos hablar de una experiencia piloto que debe animar a que la Universidad trabaje más estas materias de servicio público porque son trabajos que siempre ayudan a mejorar el servicio y es un campo muy poco transitado desde el ámbito universitario. Cuantos más se hagan, mejores serán estos trabajos y más útiles. Este trabajo tiene ese valor, el de abrir el camino".

Durante varios meses Barrionuevo se convirtió en la sombra del médico de cabecera del Olivillo y pudo hablar con más de un centenar de pacientes y muchos de ellos le explicaron los casos de cada día. "Mi impresión fue que la situación no es crítica, pero sí grave. Hablé con un hombre con tres hijos que tenía trabajo, pero por el que cobraba poco más que el salario mínimo. Era diabético y no le llegaba para comprarse la medicina, por lo que me reconocía que estaba notando pérdida de visión, pero que en esos momentos tenía gastos más prioritarios que ése. Otro me hablaba de que tenía prescrito un inhalador, pero que procuraba racionarlo para que le cuadraran las cuentas. Sabía que me podía encontrar con casos de este tipo, pero no esperaba que hubiera tantos que me reconocieran que, efectivamente, no podían permitirse las medicinas, que las medicinas no estaban entre lo prioritario de su economía doméstica. Puede parecer poco dinero, pero en una pensión de 600 euros 40 euros pueden ser un mundo".

Según Barrionuevo, "hemos dificultado el acceso a los fármacos de prevención y, al final, se acabará pagando en otros medicamentos de urgencia. Por no tomar la pastilla de la tensión tendremos que atender algo mucho más caro, un infarto. Yo creo que no se pensó en ese gasto extra cuando se implantó la medida".

En su trabajo es muy crítico. Escribe: "La situación es fruto del deterioro de la salud pública y sus determinantes, por lo que no sólo requiere actuaciones sobre el sistema, sino también sobre los determinantes estructurales de salud".

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