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Flamenco

El día que Terremoto cantó por serranas

  • Los fondos de la Cátedra restacan grabaciones del I Concurso Internacional de Arte Popular Andaluz celebrado en el Teatro Villamarta en 1962 y que estuvo envuelto en polémica

Una imagen de Fernando Terremoto.

Una imagen de Fernando Terremoto. / Archivo

Fue en Jerez, cuando un jovencísimo Fernando Fernández Monje ‘Terremoto de Jerez’, con 28 años recién cumplidos, se subía a las tablas del Teatro Villamarta para participar en el I Concurso Internacional de Arte Popular Andaluz. Corría el año 1962, los días 8, 9 y 10 de mayo, las fechas elegidas para celebrar una iniciativa con la que se pretendía devolver a Jerez al epicentro del flamenco.

Así lo admitía Augusto Butler, flamencólogo y designado delegado de relaciones públicas del Festival, quien en una entrevista previa en el Diario Ayer, fechada el 28 de abril, se autoproclama instigador de la propuesta y admite que “Jerez no podía quedarse cruzado de brazos en lo que a los certámenes de carácter flamenco se refiere”. Asimismo, y entre los fines fijados, señalaba que para el flamenco sería “una oportunidad de dignificarlo, engrandecerlo y encauzarlo definitivamente”.

La organización de este evento, previo a la Feria, no contaría intrínsecamente con la Cátedra de Flamencología como entidad colaboradora, pese a haber empezado a dar sus primeros pasos en 1958, pero sí con dos de sus piezas claves, Juan de la Plata y Manuel Ríos Ruiz. Evidentemente, y aunque la institución como tal no apareciera en primera plana, sí que es cierto que este evento serviría como experiencia para su gran aportación, que vendría cinco años después, la Fiesta de la Bulería.

Con el respaldo total del Ayuntamiento, como había ocurrido años antes en Córdoba con su Concurso Nacional, el certamen consiguió también el apoyo del Sindicato de la Vid y el Consejo Regulador, como reconoce el entonces el teniente de alcaldía de Fiestas y Solemnidades, Francisco Paz Genero, en otra entrevista previa en el Diario Ayer el 2 de mayo de 1962.

Las tres disciplinas flamencas, cante, toque y baile (para aficionados y para profesionales), conformaban las bases de esta iniciativa, que contó con un Comité Ejecutivo Local y un Comité Ejecutivo de Madrid, una norma muy habitual en la época.

En el primero se encontraban personas de la sociedad jerezana del momento, autoridades y representantes de diversos medios de comunicación. Así, podíamos encontrar al presidente del Consejo Regulador de los vinos de Jerez, José Ramón García de Angulo, al Presidente del Sindicato de la Vid, Manuel María González Gordon, al poeta y compositor Antonio Gallardo, o a los directores de medios como el Diario Ayer, Francisco Montero Galvache, el director de Radio Jerez, Guillermo Ruiz Cortina, o el citado Juan de la Plata.

Por su parte, en el segundo, aparecían personalidades de la alta sociedad que de alguna u otra manera tenían relación con Jerez. Hablamos de Sáncho Dávila y Fernández de Celis, Conde de Villafuente Bermeja, Miguel Primo de Rivera, Duque de Primo de Rivera (que tres años más tarde sería alcalde de la ciudad), Julián Pemartín Sanjuan, escritor y político, Luis Calvo, entonces director de ABC, o Manuel de la Quintana.

Cartel ilustrador del I Festival Concurso Internacional de Arte Popular Andaluz Cartel ilustrador del I Festival Concurso Internacional de Arte Popular Andaluz

Cartel ilustrador del I Festival Concurso Internacional de Arte Popular Andaluz

Al concurso se presentaron, tal y como recogen los medios de la época, más de 20 artistas profesionales, a los que había que sumar una importante presencia de aficionados procedentes desde diversos puntos del país, desde Sevilla a Huelva pasando por Madrid. Entre los nombres de aquella interminable lista encontramos algunos curiosos, como los hermanos Francisco y Pepe de Algeciras, es decir, Paco de Lucía y Pepe de Lucía; una jovencísima Rocío Jurado, con apenas 16 años, Angelita Gómez, AntonioFernández ‘Fosforito’, Pepa de Utrera, Paco Toronjo, La Perla de Cádiz, Eduardo Lozano ‘El Carbonero’ o María Vargas.

Durante tres días fueron desfilando por las tablas de un Villamarta a rebosar para ser enjuiciados por un jurado en el que aparecían nombres significativos de la flamencología o el mundo cultural de la época, como José Carlos de Luna, Anselmo González Climent, Pilar López, Arcadio Larrea, Luis Maravilla, Antonio Gallardo Molina...

Pero volvamos al punto de partida. Después de dos días de preeliminares, la gran final se prolongó durante horas. La función final dio comienzo a las cinco de la tarde. El jurado y el comité organizador estimaron indispensable adelantar en unas horas la iniciación de la ronda final para así terminar a una hora discreta, algo que no ocurrió. Aún con esta prevención, “a la una y media de la madrugada aún seguía la animación en el escenario del Teatro Villamarta”, recoge el Diario Ayer en su edición del 10 de mayo.

Parte de lo que aconteció en aquella final, que resultó ser de lo más movida, lo encontramos en uno de los documentos sonoros que el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco, a través de Joaquín Carreras, ha sacado a la luz como uno de los riquísimos fondos de la Cátedra, algunos de los cuales aún se exponen en el Palacio Pemartín estos días.

En el minuto 22 de la misma, el presentador anuncia: “Canta, El Terremoto de Jerez por serranas y martinetes. Le acompaña en las serranas ‘Moraíto Chico’”, refiriéndose a Juan Morao, que tenía entonces 27 años. El público, nada más anunciar al cantaor, murmulla.

Terremoto hace serranas, un cante que no aparece en ninguno de sus discos grabados

Tarda en salir Fernando Terremoto, pero al hacerlo, ovación, mientras se oye ‘Viva Jerez’. Suenan los primeros acordes por serranas de Juan Morao, que reciben (tras el ayeo del cantaor) una buena ronda de aplausos. “Pasa diciendo/la nieve por tu cara/”..., entona Fernando, con los olés de fondo. El público lo despide con aplausos. Casi sin detenerse, Fernando se arranca por martinetes. ‘Que yo no soy aquel que era’. La gente le jalea. En la segunda letra, el teatro estalla; pero con el macho la ovación es brutal.

Sigue por bulerías, la corta de Jerez, pero a la que ponía un sello personalísimo. Este cante le valió para llevarse el Premio Isabelita de Jerez, valorado en 35.000 pesetas, una decisión, no obstante, que el público no entendió. Esta versión, que evidentemente la prensa del momento no recoge, no sólo ha quedado en el ámbito popular sino que algunos de los que allí estuvieron todavía corroboran.

El jurado concedió el premio principal, Premio Manuel Torre al cante por seguiriyas, serranas y martinetes, a Roque Montoya ‘Jarrito’, al parecer, tal y como atestiguan muchas personas y como ocurría a menudo en aquella época, porque estaba pactado previamente. Lo mismo sucedió en el baile, con el primer premio para la bailaora madrileña Carmen Carreras.

Este tipo de situaciones eran comunes entre los concursos de estas décadas, es decir, se contactaba con una figura (en aquel momento Jarrito y Carmen Carreras lo eran) para que, con su presencia, diese caché al evento. Todo a cambio de obtener el primer premio y por supuesto la cuantía económica que éste conllevaba. Es por ello, y ocurre aún hoy día más de 50 años después, que la credibilidad de los concursos flamencos sigue en entredicho.

El público, ajeno a todo, no aceptó sin embargo, el veredicto al entender que Fernando Terremoto había sido claro ganador del concurso. El propio Juan de la Plata escribe, en un artículo publicado en Diario de Jerez el 10 de marzo de 2009 y titulado ‘Terremoto de Jerez, pura esencia del cante’, que “la noche aquella en que le robaron el primer premio de cante del festival-concurso de flamenco, que organizó el Ayuntamiento en Villamarta, el año 1962, para dárselo a Jarrito, al que previamente se le había ofrecido; el día en que se emborrachó el jurado y que el público no quemó el teatro, gracias a Manolo Ríos y a mí, que pudimos evitarlo, sin tener nada que ver con el asunto”.

Las afirmaciones de Juan de la Plata las corrobora Angelita Gómez quien participó, siendo una niña, en aquel concurso aunque a nivel de aficionada, “porque yo no tenía el carnet de artista todavía”, comenta.

Una imagen del diploma que recibió Angelita Gómez. Una imagen del diploma que recibió Angelita Gómez.

Una imagen del diploma que recibió Angelita Gómez. / Vanesa Lobo

Tal fue el despropósito que en su caso, “bailé por soleá y por seguiriya y me dieron el primer premio de Farrucas y Bulerías de Paco Laberinto. Los señores del jurado vinieron al camerino y me dijeron que me iban a dar un primer premio pero que no podía ser ni soleá ni seguiriya porque había que dárselo a Carmen Carreras”.

Cuenta Angelita que Lo mismo ocurrió con Jarrito, “pero el público no lo entendió. Si el Teatro Villamarta no se cayó aquel día, no se caerá nunca, porque estaba toda la gente en pie diciendo ‘ladrones, ladrones, ladrones...’. Era muy raro que Fernando cantara malamente, y con un sólo quejío, había que decirle ole”.

Las suspicacias surgieron también con premio Pérez de Guzmán para fandanguillos de Huelva, concedido a una joven de apenas 16 años llamada Rocío Jurado. Angelita reconoce que “aquello tampoco se entendió, porque allí habían cantado los hermanos Toronjo, y ya se sabe, mejor no se podía hacer. En los camerinos se formó poco”. En este riquísimo archivo rescatado por el CADF, aparece también la fase previa, aunque al igual que la final, no está completa. No obstante, podemos encontrar la seguiriya de Fernando Terremoto (minuto 32, corte 1), todo un tesoro, ya no por la manera de cantar del jerezano, sino por cómo responde el público a cada uno de sus tercios. Pone los vellos de punta.

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