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Jerez

Del abandono a un centro social y de culto

  • La asociación vecinal Pedro Palma y la iglesia evangelista el Buen Samaritano transforman un polideportivo destrozado en un lugar de ocio El colectivo pide "ayuda" para terminar las obras

En mayo de 2012, vecinos de San Benito y la iglesia evangelista El Buen Samaritano pedían a gritos la cesión del polideportivo del barrio para transformarlo en un centro social. Lo han conseguido. Estas instalaciones estaban abandonadas y servían de escondite a quienes se relacionaban con malas compañías. Hoy, y a pesar de que aún queda mucho trabajo por delante, en este polideportivo reparten comida a los más necesitados, hay cultos, los niños meriendan y las familias encuentran "asesoramiento" en momentos difíciles. 

"Todo lo hemos conseguido gracias a donaciones y al bolsillo de los vecinos. Todo ha salido de todos", relata Antonio Moreno, responsable del centro. El cambio que han sufrido estas instalaciones es notorio, pasando de un lugar destrozado por el vandalismo a un salón de reuniones, a aulas para los niños y a una cocina. "Estaba totalmente abandonado, destrozado. Se habían llevado todas las tuberías, el sistema eléctrico, los aseos..., aquí venían a beber y otras cosas peores, y hoy es otro centro social para un  barrio que está dejando de tener esos focos de peligro", comenta Moreno. Gran parte de esta evolución ha sido gracias a la presidenta vecinal de la asociación Pedro Palma, Paqui Pazo. "Nos ha ayudado muchísimo. Es una gran mujer, una mujer luchadora por su barrio y lo que está haciendo por San Benito es muy importante. Por eso, debemos reconocer su trabajo hoy día", declara este responsable del nuevo centro. 

 

Moreno explica que al principio el fin de estas instalaciones era abrir una iglesia evangelista, pero una vez que comenzaron a realizar la reforma el colectivo se dio cuenta que la necesidad del barrio era otra. "Una iglesia podría causar cierto rechazo al vecino, por eso lo que tenemos es la Asociación Evangélica del Polígono San Benito. Creíamos que de esta forma se cubrían más cosas en la zona y entendemos que hemos acertado", señala Moreno.

 

A pesar de que las obras ejecutadas ya han servido para transformar el local, desde el colectivo reconocen que la crisis y el coste de los trabajos están haciendo casi imposible concluir el proyecto. "Nosotros nos comprometimos que si nos cedían las instalaciones, nosotros lo arreglábamos. Pero los bolsillos no llegan a mucho más", señala Moreno, quien añade que "desde hace un mes estamos a la espera de que la alcaldesa venga y vea los cambios. Que se dé cuenta del bien que hace tener esto abierto y a ver si nos puede echar una mano". Este responsable explica que, por ejemplo, para los jardines anexos al centro "nosotros ponemos la mano de obra, pero sería estupendo que el Ayuntamiento nos facilitara el material". También piden ayuda para los arreglos de un techo de una habitación, para la visera de la fachada y más puntos de iluminación en la calle. "Nosotros no queremos hacer política ni aprovecharnos de nadie. Sólo queremos que vengan, que vean cómo hemos avanzado y nos echen una mano para terminarlo", recalca Moreno.

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