Hay escritores incapaces de bucear en las posibilidades de la narración
Espacio patrocinado por Alberto Villagrán Inmobiliaria
Por Marco A. Velo
¿Cómo y cuándo nace su vocación literaria?
Imagino que cuando no me quedó más remedio que aceptar que no tenía
ninguna de las cualidades necesarias para ser cantante de Rock, que es en
realidad lo que siempre he querido ser. No obstante, desde siempre me he
sentido atraído por los libros. Recuerdo que de pequeño los abría y los
hojeaba y ya intuía que ahí dentro había mundos que yo no conocía. Y eso es
muy interesante, porque hace poco me preguntaban por mi escritura y yo
contesté que mi literatura nace más de la curiosidad que de la imaginación. Es
la curiosidad la que me impulsa a escribir.
¿Por qué escribe? ¿Qué le reporta el noble arte de la creación en negro
sobre blanco?
Creo que el día que sepa la respuesta es porque habré dejado ya de escribir.
Escribir es precisamente la búsqueda constante de esa respuesta. Una búsqueda
personal, porque escribir, tal como yo lo concibo, es algo que nunca termina.
¿Cómo compagina su trabajo en una conocida casa bodeguera con
sede en Sanlúcar de Barrameda y su entrega familiar con la dedicación
a la literatura?
Como se puede. Es evidente que las obligaciones laborales son de ineludible
cumplimiento. Con respecto a la familia, ese es el gran proyecto de mi vida. Es
una felicidad que tiene la inmediatez constante y diaria de compartir la vida con
los tuyos. Mi mujer y mis dos hijos son los pilares fundamentales sobre los que
se sustenta cada cosa que hago. Entre escribir y leer, es esta última actividad la
que más tiempo me ocupa, y le puedo dedicar a la lectura más horas de las que
en realidad dispongo porque tengo una mujer increíble que me hace todo
mucho más fácil.
¿Tacha mucho, corrige constantemente, o escribe al hilo del
pensamiento?
El tema de las correcciones en literatura es también materia de la propia
literatura. Muchos escritores han hablado sobre eso y han dejado frases de
sobra conocidas. Corrijo mucho. Me gusta dejar cada frase lo más depurada
posible. Cuando no lo hago y avanzo en el texto, diciéndome que más tarde
volveré sobre ella, me doy cuenta de que no puedo, que mi mente se ha
quedado en esa frase que no está del todo a mi gusto.
¿El escritor ha de interpretar la realidad o debe descodificarla -
resetearla- para ofrecer una realidad alternativa?
Para empezar, el escritor ha de escribir y hacerlo bien, algo que es menos
habitual de lo que pudiera parecer. El tema de la realidad es algo cuanto
menos muy interpretable. Podríamos decir que cada uno de nosotros
poseemos una realidad que tiene, por descontado, la misma validez que
cualquier otra. Una misma realidad será distinta para usted que para mí.
Incluso el mismo hecho será visto e interpretado desde dos realidades
distintas. Hay algunos escritores actuales cuyas novelas no me interesan nada,
porque no son capaces de bucear en las posibilidades de la narración y se
limitan a llenar páginas con historias facilonas e intrascendentes. Bajo lo que
algunos llaman ‘literatura para divertir’ (que está bien, faltaría más) se esconde
en algunos casos una apabullante mediocridad escritora. Eso a mí me revela y
pone de muy mal humor, sobre todo porque obvian algo fundamental en un
buen libro: el estilo. Yo me muevo en otras aguas, tanto a la hora de leer como
de escribir.
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