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Soy de Jerez y trabajo como profesora funcionaria en Francia: "Aquí nadie quiere ser profesor, lo son por vocación y yo la tengo"

Habla sobre la crianza, la vida que lleva, el sistema educativo y sanitario del país que, dice, se lo ha dado todo

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Estefanía Pérez, en un rincón del aula donde imparte clases.

13 de octubre 2025 - 11:53

Una vecina de la zona de Hipercor pisó por primera vez suelo francés como estudiante de Erasmus en 2005. El verano de 2007 trabajó en Disneyland París y se instaló definitivamente en 2008. “Era la primera vez que salía al extranjero. Creía que hablaba francés, pero al llegar aquí y hablar el francés cotidiano, la cosa cambia. Hay que acostumbrarse a las frases hechas y a los modales", rememora Estefania Pérez Gómez (Jerez, 1984), filóloga francesa, residente en el país galo desde hace 17 años, donde ejerce como profesora de español.

Comenzó empleada en diferentes trabajos como dependienta de una tienda de zapatos y en Disneyland París. Trabajando en el parque turístico recreativo superó la entrevista con el inspector de español en el rectorado. Entonces comenzó su empleo como profesora contractual. "Es el equivalente a interino en España. Aquí funciona diferente, no hace falta superar una oposición para trabajar, pero no tienes plaza fija, todos los años puedes tener un puesto fijo o reemplazante". En 2018 aprobó la oposición y se convirtió en funcionaria del estado francés.

Actualmente, imparte clases en la ciudad Pontault-Combault, a las afueras de París, en el departamento 77 (París es el 75). “No es un cole como los de España. Agrupa los niños desde 6º hasta 3ºde la ESO. Luego pasan al liceo, que abarca desde cuarto de ESO hasta 2º de Bachillerato. Yo imparto clases en primero, segundo y tercero de la ESO, los cursos en los que únicamente se dan clases de español”.

Madame Pérez, en la puerta del centro educativo donde imparte clases de español. / Cedida

Adaptarse a Francia

En la zona donde vive puede nevar, llover y ventear un mismo día. De hecho, reconoce que no ver el sol fue una de las cosas a la que le costó acostumbrarse más al principio: “Hay muchos días grises. El año pasado batimos un récord de días sin luz solar que salió, incluso, en los periódicos. Y eso deprime". Otro de los aspectos que a ella, como a cualquier español, le supone un enorme trastorno es el horario del almuerzo, así como el de las comidas, en general. “Me costó tener que comer a las 11:30. Aquí empezamos a trabajar a las 8:30 y el primer turno termina a las 11:30. Entras de nuevo a clase a las 13:00 horas para continuar las clases hasta las cinco de la tarde".

Por otro lado, la burocracia y la administración resultan un lío. Alguna vez realizando alguna gestión telefónica ha recibido algún comentario condescendientel. "Yo hablo muy bien francés, pero tengo mi acento.A veces, me dicen que es que no los entiendo u otro tipo de comentarios y no es así, aunque nada relevante, ni me preocupa".

La educación francesa

En cuanto al sistema educativo, Madame Pérez, como se le conoce en su trabajo, lo compara -aclara- sin haber sido profesora pública en España, ya que, en Jerez impartió clases únicamente en una academia. No obstante, considera que el sistema educativo "es regular", entre otras razones porque "cada dos por tres se cambia de ministro". Describe la situación de los profesores como "muy dura", dado que "ocurren cosas muy dramáticas". Tanto es así que "aquí nadie quiera ser profesor, quien es profesor lo es por vocación y yo la tengo". La jerezana comparte en la cuenta de Instagram la_sra.perez las actividades, los proyectos que crea y lleva a cabo para su alumnado y, en ocasiones, los compara con el sistema educativo español. "Disfruto porque, si no, apaga y vámonos". Cuenta que el profesorado en Francia debe plantearse mucho "cómo responderle a los niños, qué responderles y qué contar". Pese a que el centro educativo sea laico, el alumnado es muy heterogéneo en todos los sentidos, a nivel de vida de cultura, de religión, económico, de clase social, de modo que, "hay muchos temas que chocan, pero ahí está nuestro rol, hay temas de los que hay que hablar, los cuales en su casa no se tratarían nunca", defiende la docente de Jerez.

La jerezana, Estefanía Pérez, en París. / Cedida

Cómo es la sanidad en el país galo

La diferencia del sistema sanitario la ha vivido "en sus propias carnes". Destaca que cuando requiere atención, la tiene de un día para otro, "aunque hay que pagarlo todo". Cada mes, paga de mutua 112 €, con su hijo incluido, y antes, 77 €. En una ocasión tuvo que ser intervenida. El coste de la operación ascendió a 13.000 €. "La Seguridad Social se hizo cargo de una parte, la mutua de la otra parte y yo no tuve que pagar absolutamente nada. Tenemos la Seguridad Social al estar trabajando y cotizando, pero sin mutua sería muy difícil de asumir", aclara Estefanía.

La maternidad y el día a día en París

Fani es madre de un niño de dos años y medio. Lamenta que la baja por maternidad en Francia es más corta: "Dejas a tu bebé con dos meses y medio. Los padres sólo tienen dos días obligatorios justo después del parto y 15 días para librar después cuando quiera". Un día normal y corriente para ella "todo es correr, correr". Deja a su hijo con una Nunú, una asistente materna titulada que se ocupa en su casa de varios niños que cobra 6 euros la hora. "Aquí es muy complicado tener plaza en una guardería. Todos los meses debo hacer una nómina porque tengo una trabajadora que cuesta sobre 600 euros, aunque nos pagan la mitad, no está nada mal".

Estefanía con su hijo en Disneyland París. / Cedida

Estafanía vive una vida plena y feliz en Francia. Cuando tienen tiempo come junto al río Sena, da paseos por el gran parque con lago que se encuentra cerca de casa y, a veces, hacen turismo. Le encanta las brocantes, una especie de rastros que organizan en las ciudades en fechas específicas, donde la gente vende todo lo que ya no quiere "y a precios súper baratos". Cada mes y medio aproximadamente dispone de dos semanas de vacaciones. Suele visitar Jerez una vez al año, en abril o en febrero y, en verano disfruta en las playas de España del buen tiempo. "En Navidad viene mi familia aquí, entre otras razones, porque les cuesta mucho más barato a ellos y así todos estamos contentos y nadie se priva de estar con nadie. Ahora que soy madre, me da pena que mi familia no pueda estar aquí viendo crecer a mi hijo, o perderme cosas. Eso es muy complicado".

Estefanía eligió vivir en Francia desde 2008, de modo que, asume completamente tanto lo que le gusta como lo que no. "Francia me ha aportado muchas cosas que, a lo mejor, en su momento, no me hubiera aportado España, me fui justo antes de la crisis, no lo sé. Trabajo en lo que me gusta, tengo vivienda propia porque nos hemos comprado un piso, un coche. Si me hubiera quedado en Jerez a lo mejor no hubiera tenido esta evolución”, se sincera.

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